Interviste

 

 

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Mariella Bernio

 

Anna Maria Boselli Santoni

 

Francisco Javier Capitán Gómez

 

Carlo Alberto D'Alatri

 

Guillermo de Miguel Amieva

 

Daniel Gaitán

 

Enrica Santoni-Rothfuss

 

Le interviste sono a cura di Monica Palozzi

 

Sara Serra

 

Emanuela Vacca

 

Daniel Gaitán, escritor argentino con orientación cinematográfica, es autor de novelas y relatos, vocacionalmente su obra literaria comienza a partir del 2000 con el cambio del milenio.

En los últimos 10 años ha participado activamente en talleres literarios con la novelista Silvia Plager y la doctora en letras Claudia Torre. Fue convocado como jurado en el 1° Concurso Provincial de cuentos “Premio Román Rosell” Organizado por ACCIR y Caminando en Noviembre de 2008. Actualmente conduce dos talleres de escritura, uno en su ciudad, Buenos Aires, y otro en la web.

Detentor de innumerables e importantes distinciones literarias, ha publicado con Editorial Dunken La laguna de los muertos; El Ciruja; Nunca lo supe  y por Ediciones Independientes Te llevo en el corazón.

 

 

 

P. NUNCA LO SUPE, (seleccionado mejor libro de cuentos 2005 por Editorial Dunken) contiene  un abanico de cuentos pluripremiados por la crítica y es detentor de innumerables reconocimientos por muchos de los singulares sesenta y cinco cuentos en él contenidos, ahora sale también en formato electrónico, E-book, con la editorial italiana Pragmata. ¿Qué opina Daniel Gaitán de esta innovación editorial?

R. Creo que es una buena oportunidad de acercar mi libro a muchísima gente que de otra forma nunca lo conocería.

 

P. Los premios literarios expresan el agradecimiento a una obra por parte del jurado y del público, así que un autor ¿al escribir una obra debe tener en cuenta gustos y exigencias de los lectores?

R. No. De ninguna forma. Para mí, el escritor se debe a su concepto de idea sobre una obra sin pensar en llegar a nadie de forma específica. Después esa obra gustará o caerá en agrado de un cierto público y de otros no. No se puede esperar que los lectores acepten masivamente lo mismo.

 

P. Los protagonistas de las historias de NUNCA LO SUPE aparecen en su mayoría como unos anti-héroes. ¿Se ha Ud. inspirado en alguien para idearlos o es su filosofía de la vida que los sugirió?

R. Mis personajes dentro del cuento humorístico, están inspirados en lo que yo creo que somos los argentinos: estereotipados, extrovertidos, y aunque no me veo siendo como ellos, cuantas veces sentí esas ganas de enfrentarme con mis propios temores.

 

P. Muchos de los cuentos de NUNCA LO SUPE parecen seguir un recurso narrativo ya determinado al desarrollar su primera acción, así que las voluntades de las personas que pueblan sus historias parecen anularse en un destino ya escrito. ¿Cuánto le importa a Ud. luchar para que cada cual logre  lo que desea realizar?

R. La lucha en idealizar y realizar los logros de los personajes es constante, comienza en el primer renglón y termina en el último. Siempre intento que se superen, con la lógica de saber que ellos son perdedores.

 

P. Ironía y humor sobre torpes acciones, a veces con matiz triste y desarrollo en climax creciente, en los cuentos de NUNCA LO SUPE. ¿Cuánto y de qué rie Daniel Gaitán?

R. Lógicamente de mi mismo por sobre todo.

 

P. En cada cuento hay un acontecimiento diverso de la cotidianeidad, casi fotografía de una antropología doméstica. ¿Cuánto la vida real ha influenciado la creación de las historias?

R. Lo veo todos los días. Es la fotografía de la vida. En mi camino yo miro el fondo y dejo lo superfluo, es ahí donde encuentro la realidad, detrás de las máscaras.

 

P. Hay como una serena resignación en la solución de cada historia que no se concreta según las espectativas del protagonista. ¿Cual es la filosofía que ilumina esa serenidad?

R. Mis personajes humorísticos son eternos perdedores por ende la serenidad, ya lo saben. Lo que no sabrían ellos es ganar, aunque dentro de sí mismo creen ser ganadores. Les dejo la ambigüedad en su intimidad, pero el lector siempre los encuentra como perdedores.

 

P. Los lectores se ensimisman siempre con el protagonista de los relatos, imaginando por él hazañas grandiosas y quedando luego sorprendidos por un final inesperado. ¿Cuánto cuenta para Ud. el factor imprevisibilidad? ¿Artificio para atrapar al lector o instrumento de sabiduría existencial?

R. Cuando comienzo una historia lo primero que pienso es en sorprenderme a mi mismo, si lo logro, puedo sospechar que atraparé al lector. Mi juego es un golpe justo, sorprender y no mentir, dejar pequeñas pistas que te lleven a pensar y te sorprenda la definición.

 

P. Gran diversidad de contenidos en los cuentos de NUNCA LO SUPE, pero uniformidad de estilo literario que caracteriza a su autor. ¿Cuánto el autor está presente en cada historia narrada?

R. El autor siempre está presente, crea a un narrador pero debe separarse de este y mantener la postura de la voz que tome.

 

P. Leyendo NUNCA LO SUPE saltan a la vista la ubicación geográfica y la época en la que se desarrollan los relatos, en Sur América y en particular Argentina y el siglo veinte. ¿Cuánto importan las experiencias personales para un escritor?

R. Buena pregunta. Es muy importante la época para aquellos escritores que están completamente politizados. Si bien yo apoyo incondicionalmente al gobierno de Cristina Fernandez de Kischner, en mis historias no hay política de por medio, sólo hay situaciones más que nada rutinarias, pero vistas desde el antihéroe.

 

P. Ha Ud. escrito tres novelas: La laguna de los muertos, El Ciruja y Te llevo en el corazón. Se trata de historias muy diversas entre sì pero con un factor común, el viaje iniciático de sus protagonistas hacia la afirmación del sentimiento de amor. ¿Cual es para Ud. la expresión máxima del amor?

R. La expresión máxima del amor está en los hijos, no hay nada más grande y hermoso que dar vida. Ejemplo de ello es “El oficio de ser padre” que junta a los hijos de todos sus matrimonios y se va a pasar un fin de semana con ellos olvidando darle aviso a la madre de la más pequeña. A este personaje no le sale una bien, pero él los adora.

Debemos amar sin esperar, aunque siempre esperamos y muchas veces no recibimos de acuerdo a lo que damos. Pero esa es la idea, el amor se entrega y es hermoso recibirlo.

 

P. ¿De qué tratará su próxima novela?

R. Viene lenta por falta de tiempo, pero es un policial donde un periodista alcohólico intenta escribir una novela para ganar un premio que da mucho dinero. Como no sabe escribir novelas, sale a la calle a realizar lo que debe escribir, sus asesinatos, la sorpresa se dará en el final cuando el detective que sigue el caso no sabe ya hacia dónde dirigir la búsqueda. Habrá una resolución totalmente inesperada.

 

 

 

 

Anna Maria Boselli Santoni è nata e vive a Leno in provincia di Brescia.

Maestra e teologo laico, ama scrivere, dipingere e studiare. Ama definire suoi grandi amori la propria famiglia, la scuola, l’impegno nel sociale, la pace, l’universomondo e Dio.

Con i tipi di Pragmata ha pubblicato Spegni il motore, ascolta!, raccolta di poesie (2011); Dolce granata un fascio di rose, raccolta di poesie (2011); Il viaggio e il ricordo, racconti di riflessione (2012); A mendicare tenerezza, romanzo breve (2013), Io mi ci provo a vivere, romanzo breve (2013), La dolce Rua Sovera, romanzo (2014), Con la GLI di coniGLIo, romanzo (2014).

Selezionata per l’epistolario Cara Italia (Ed. Pragmata) per la celebrazione del 150° Anniversario dell’Unità d’Italia.

Nel 2012 ha pubblicato il romanzo Forse là, dove danzano i girasoli con la Marco Serra Tarantola Editore; Rosetta e le ciambelle, romanzo, C.L.D. Libri srl (2012).

Prima classificata sezione narrativa del Premio La Tavolozza 2012 con i racconti Buon Natale, universo mondo e Stalina, un amore di gatta;  Prima classificata con una silloge di poesie dalla Nabila Fluxus Editore (2013).

 

 

 

Intervista 2012

 

D. Una agenda e un lapis, sempre pronti in borsa, per disegnare e scrivere. Lo apprendiamo dalla protagonista de Il viaggio e il ricordo, che ne fa uso in treno, ma crediamo che anche Anna Maria Boselli Santoni li abbia in borsa.

Scrivere e disegnare per comunicare al prossimo sensazioni, oppure elaborare in arte e poesia pensieri e impressioni?   

R. Disegno e scrivo per me stessa, davvero: è un bisogno che mi assale all’improvviso, da dentro, quando una emozione forte dilaga in me, prima ancora di tradurne il senso. Non sono mai stata gelosa dei miei prodotti, ma solo da poco sento che posso condividerli e ne faccio dono.

 

D. Il viaggio e il ricordo, un libro che reca come sottotitolo “imparare l’amore”.

Non v’è luce senza ombra, cos’è per lei l’amore, percorso conoscitivo attraverso il viaggio metaforico, passando per la sofferenza, oppure accettazione incondizionata del divenire che sempre reca in sé la contraddizione?

R. Con questa domanda, lei ha colto la mia essenza e le sono grata perché questo per me è già amore. Che cos’è amore per me? È una luce che mi illumina; certamente mi aiuta a vivere,  a scalare, a sorpassare, a piangere con dignità, a sorridere, a donare, a ricevere, a perdonare, a restituire. È davvero il sale della mia vita.

Lo sento come un riflesso dell’Amore che mi ha dato la vita, che non ha contraddizioni ma che mi dona libertà, responsabilità, rispetto.

 

D. Il viaggio e il ricordo, venti episodi di momenti di vita, che riaffiorano nella memoria dell’autrice per l’impronta emotiva che le hanno impresso nell’anima.

Quanto le esperienze vissute influenzano la sua letteratura?  Concepirebbe in una sua opera un protagonista vincente e che, tuttavia, fosse caratterialmente diverso da lei?

R. È vero, ciò che sono e che sono diventata è frutto di innumerevoli passi da me compiuti dentro situazioni vere e spesso dolorose, non cercate ma accolte e vissute con speranza. Il filo conduttore che mi ha guidato è stato l’amore donato e ricevuto, privo di bilanci matematici… “ti do se mi dai…”

Sì, le mie esperienze personali sono divenute a mia insaputa “la mia letteratura”, sono sgorgate piene di luce, uscendo da un angolo profondo della mia solitudine interiore, dove vive il mio Dio, che è puro amore.

Per quanto riguarda la parte finale della sua  domanda non lo so. Sì, potrei tentare di creare un personaggio vincente, diverso da come io sono; ma siccome scrivo di getto, pescando dentro di me, non so cosa ne uscirebbe.

  

D. La natura è un elemento presente in tutte le sue opere, la troviamo nelle due raccolte di poesia, Dolce granata un fascio di rose e Spegni il motore, ascolta! e poi ancora nel romanzo Forse là, dove danzano i girasoli, si tratta di immagini che affiorano dalla geografia circostante, dal clima, dai suoni, dalla luce per donare emozioni e respiro.

Allegoria di empatico panteismo, oppure natura come espressione divina?

R. Né l’una né l’altra cosa! La natura per me è un amore. È un Tu, diverso da me e dal mio Dio che ci trascende. Lui, artefice della Creazione, ha immesso nella materia le sue leggi irremovibili, eterne e le ha guidate e orientate al bene; questo bene prende la forma di bellezza. La sfera etica coincide in me con quella estetica e il mio essere, quando si immerge nella natura, è felice, si sente un tutt’uno con essa. Così talvolta mi nasce dentro un “Te deum”, il mio grazie riconoscente: lì hanno origine le mie pennellate di colore sulle mie pagine.

 

D. La prosa di Anna Maria Santoni Boselli è essenzialmente poetica, in quanto capace di muovere le corde delle emozioni più profonde.

Artificio letterario oppure capacità di cogliere l’essenza delle cose?     

R. Sono io, sono così, sono questo!

Le cose vengono da me, libere e belle ed io le colgo tra le mani a coppa, come sacre.

In questo rapporto con le cose dell’universomondo io resto libera e… bella, come loro. E provo una gioia luminosa nel raccontarlo.

 

D. Le varie età della vita affiorano in tutte le sue opere e con esse il percorso di crescita individuale ma soprattutto spirituale. Un cammino che si esprime con progressiva, crescente serenità ed entusiasmo.

Qual è il segreto della felicità?

R. L’essere fedeli a se stessi: lasciare vivere in noi il bambino che siamo stati, il nostro nucleo, affondato nelle nostre radici vive, il nostro esserci con coraggio. Accettare le tappe della vita con amore, ricordando che l’essere umano non è Dio ma che è una creatura con i suoi doni e i suoi limiti e che lo scopo principale del suo esistere non è la perfezione ma l’interezza della sua umanità.

Ho avuto la fortuna di conoscere la “filosofia del limite” di Richard Peter, che mi è stata molto consolatoria.

 

D. La famiglia, gli amici, gli alunni, figure presenti nella poetica e nella prosa di Anna Maria Boselli Santoni.

Quanto influenzano i rapporti affettivi lo sviluppo della sensibilità artistica di uno scrittore?

R. Tanto, siano essi positivi o negativi!

Penso tuttavia che ogni scrittore lo sia già da prima, geneticamente,  e che la sua crescita artistica possa essere favorita o frenata dai fatti che lo vedono attore della sua esistenza di essere sociale.

L’importante è che resti desto ad accogliere il suo personale ritmo del narrare che è già di per sé vivere e lo lasci libero.

Io non potrei fare diversamente!

 

D. Leggendo la sua opera poetica si ravvisa nel pensiero una progressiva ascesa verso la spiritualità e la fede.

Zattera a cui aggrapparsi nel mare tempestoso o porto in cui gettare l’ancora?

R. Non uso volentieri la parola fede, ma preferisco usare credere: il primo vocabolo è un sostantivo, lo trovo importante ma statico e non lo sento “dono”; il secondo è un verbo, è dinamico, attivo, vivo.

Io credo da sempre che la vita sia un dono che s’accompagna al dono della libertà, che porta con sé quello della responsabilità.

Tutto il resto viene da sé: è zattera da cui poter gettare l’ancora, in totale libertà.

  

D. Forse là, dove danzano i girasoli, romanzo nato come un omaggio ad un padre mai conosciuto, ricostruisce un nitido ritratto di famiglia ma anche di un’epoca e di una società, dove le pennellate letterarie sembrano colorare di luci soffuse e toni ocra e terra di Siena, al punto da far compiere al lettore un viaggio nel tempo.

Racconti e ricordi di famiglia riportati nella ricostruzione di luoghi, tradizioni, eventi oppure precisi riferimenti di ricerca storica e sociale dell’epoca?

R. “Forse là, dove danzano i girasoli” è uscito così dal mio cuore di donna violata dalla guerra, da ogni guerra.

Ho voluto onorare mio padre cui è stata strappata la vita da una storia per me inaccettabile. Ho voluto onorare la fedeltà di mia madre che l’ha aspettato invano tutta la vita.

Ho voluto inventarmi una possibile sepoltura per mio padre: sotto i girasoli, forse! Li  ho visti danzare nel vento e sotto il sole, in una terra che ha nascosto e protetto i resti mortali di un uomo giovane e bello, che avrebbe voluto vivere.

I dati storici sono reali, verificati e verificabili come i documenti.

 

D. Tutti i personaggi che incontriamo nella sue opere si ricordano principalmente per qualche loro caratteristica ma ciò che sorprende è che queste caratteristiche siano evidenziate dalle differenze della loro psicologia e dal modo in cui questi si relazionano con il prossimo.

Quanto crede che la sua professione di insegnante possa aver influenzato la delineazione dei suoi personaggi?

R. Tanto, tantissimo, anche perché non mi sono vergognata a confessare che la scuola è stata il mio grande amore.

Quando  a Pontedera, emozionatissima, mi hanno consegnato il 1° premio  del concorso nazionale di narrativa “La Tavolozza”, ho nominato i miei “Ragazzi”, i miei scolari, affermando che è stato insegnando a loro che ho sviluppato le mie doti, e li ho ringraziati pubblicamente, anche se loro non c’erano.

Il mio amore per la psicologia umana è un dato visibile.

 

D. L’ingenuità, la spontaneità, la generosità degli umili contrapposte alla furbizia, alla falsità, all’avarizia di chi detiene il potere economico o politico.

In Forse là, dove danzano i girasoli la sorte sembra punire i deboli e premiare i prepotenti. È la fede che non fa cedere gli animi.

Quanto è importante per lei il conforto nella fede?

R. io credo che  a vincere sarà l’amore, quello vero, quello che se lo vivi ti rende sereno e pacifico. La mia libertà preziosa, riconosce anche la libertà altrui… Scelta libera!

 

D. Concludiamo con una domanda rituale.

Di che tratterà il suo prossimo libro?

R. Ci sto pensando ed ho già scritto qualche cartella ma è presto per parlarne.

Dentro la mia mente e nel mio cuore i fatti e le parole che li racconteranno riposano e sedime

 

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Intervista 2014

 

D. Anna, questa è la seconda volta che ti intervisto. Sono passati due anni da allora. La prima volta fu in occasione dell’uscita del tuo libro “Il viaggio e il ricordo”, nel frattempo hai continuato a scrivere e a far conoscere la tua persona attraverso la letteratura che è poi presentazione del pensiero e della sensibilità dell’anima che ti appartengono. L’ultimo tuo lavoro è un piccolo gioiello intitolato “La dolce Rua Sovera”. Un’opera che è testimonianza del processo osmotico intercorso tra la via di un tempo, la Rua Sovera - oggi via Mazzini - e i suoi abitanti di allora, uomini e animali.

Ci sono un momento e un luogo determinati per ogni manifestazione della vita.

Cosa resta oggi dell’allora Rua Sovera in Via Mazzini?

R. Ho transitato spesso in automobile per la mia Via Mazzini, talvolta attenta a riconoscerne qualche segno, talvolta distratta dai pensieri del momento; ho scoperto che, pur essendo molto cambiata da quando vi ho abitato con la mia famiglia, essa è rimasta intatta solo nella mia memoria e perfino nei miei sogni. Hanno cambiato la facciata di quella che è stata la mia casa al numero 42; sono cambiati gli abitanti e credo di non conoscere più nessuno.

Ma in me s’affacciano i volti di chi ho conosciuto quando ero piccina e, se ne incontro qualcuno per la strada,mi spuntano subito il sorriso ed il bisogno d’abbracciare e di essere abbracciata; allora chiudo gli occhi per un lungo istante. Ecco è in questi momenti che sedimentano in me ricordi di affetti, dolcezze, tenerezze che poi tornano a scappare fuori di me per prendere nuova vita sulla tastiera del mio PC…

  

D. Quante volte ci diciamo se queste mura potessero parlare… tu hai dato voce al cortile, alla piazza, alla via, al cielo e, naturalmente, anche ai bambini e agli abitanti tutti della Rua Sovera.

Cosa ti ha spinto a ricordare quel momento?

R. Certo, da allora sono cresciuta, sono cambiata fisicamente; ma  sento ancora e sempre viva anche la bambina che sono stata e il ricordo della mia piccola vita in Rossoera sta alla base del mio io come essenza immutabile. I muri, il cortile, il fienile cadente, il Vicolo Pace sono stati dolcezza per me; ed io, con tutto ciò che mi circondava, ho costruito relazioni: tutto e tutti per me erano un TU che mi piaceva avere accanto. Scrivendo le prime pagine del libro ho sentito netto l’impulso di non accentrare nella mia persona la storia che avevo condiviso d’amore con tanti TU e ad essi ho voluto dare la parola per raccontare la mia gioia di vivere con loro. Mi sono resa conto che poteva essere azzardata questa  mia scelta ma tale struttura, assolutamente nuova perché Mia, è sgorgata come un equilibrista dal mio profondo e ne sono davvero fiera perché mi ha soddisfatto e reso felice. Così ho fatto raccontare ad altri i fatti che ben conoscevo anch’io, come loro, ma ad ognuno ho dato una voce personale, il più credibile possibile, aiutandomi tuttavia più della creatività che dei ricordi oggettivi, fissi restando i contenuti. Io volevo restare in ombra. E la cosa più simpatica che mi è capitata proprio ieri, in un supermercato in città, è stato l’incontro casuale con la figlia di un personaggio del romanzo, Ilario: lei e suo padre avevano già lettola storia, ed Ilario, colmo di stupore confessava di non conoscere Andreina… e si tormentava nel cercare di capire chi fosse quella piccola tanto innamorata di lui… senza riuscirci, tuttavia!

  

D. Gli aneddoti biografici narrati in “La dolce Rua Sovera”, pur evidenziando il forte legame sociale che unisce gli abitanti della via, come il gioco comune dei bambini o la condivisione del pasto festivo, mostrano l’unicità e la solitudine esistenziale dell’individuo umano.

Quanto la vita condivisa in una famiglia estesa come quella del grande condominio della Rua Sovera può donare spensieratezza e serenità?

R. Alcuni personaggi che ho chiamato alla mia ribalta possono apparire come il paradigma della unicità e della solitudine umana: sono Marta la vecchia cuchina;  la Tizia, la donna dell’amore senza sentimento, e infine, Mirco,il figlio di nessuno… Li ho avvolti in un sottile velo di tenerezza, trasparente, eppur poco attraversabile a causa della luce viva che vi ho acceso attorno.

È come se ancora oggi fossi gelosa dei sentimenti che mi hanno legato a tutti e tre loro. Eppure  qualcosa dentro mi ha spinto a parlarne, quasi a svelarmi: e sento infatti lo stupore di trovarmi qui a parlare di loro per un mio bisogno impellente di farlo, di gridare loro il mio grazie per aver attraversato con la loro intensità la mia vita.

 

D. Il focolare di foglie secche della nonna di Andreina, caldo e accogliente nelle lunghe, grigie, piovose giornate invernali; l’arrivo della primavera e il rito del lavaggio al fiume dei panni che diffonde nell’aria il profumo del sapone e il chiacchiericcio femminile; la passeggiata nella neve alta, avvolta dal silenzio di una natura sospesa, fino alla casa della bisnonna.

Cosa ti conforta, Anna, oggi allo stesso modo?

R. Nulla, che sia umano, mi sa consolare delle perdite o delle sconfitte che ho subito nella mia lunga vita. Il capitolo che tu citi della camminata con la nonna nella neve è il mio preferito perché racchiude in sé l’oceano delle mie emozioni. Ho perso molte persone care e nulla mai più potrà sostituirle; e siccome esse erano legate strettamente al mio vivere gioioso, io stessa proprio non posso che proiettare i miei sentimenti su altri, ma non amo riceverne.

La natura, sì, la natura sì, con la sua bellezza assoluta è divenuta per me il TU che mi salva. È la mia musa e quando i miei ricordi vi si accovacciano… allora è gioia pura. E le dita volano sulla tastiera ed esce poesia.

 

D. Una famiglia che parte per trasferirsi lontano in Piemonte a lavorare nelle risaie e una famiglia che giunge e cresce e la loro assenza/presenza evidenziata dalla finestra sprangata in un caso e dalla finestra aperta e vitale in un altro.

Quanto pesa per te l’assenza delle persone che costituiscono il tuo mondo?

R. Tanto e nulla. So stare bene completamente sola come sto bene coi miei cari. Dove vado mi ambiento subito e sono totalmente aperta alle nuove conoscenze. Non mi preoccupo della durata, vivo intensamente i momenti come un dono.

Per quanto riguarda le mie amicizie, le conservo nel cuore come dei veri tesori ma non sento l’impellenza o il bisogno della regolare frequentazione.

Talvolta incontro amici che non vedevo più da decine d’anni: bene, io mi commuovo e li ritrovo nel cuore come fosse passato un solo giorno… Per me una relazione è per sempre.

 

D. I suoni che il cortile di Vicolo Pace ricorda sono tanti, dal raglio dell’asinello alle risa dei bambini, dallo stridere del maiale sacrificato alle grida delle donne che si accapigliano. Gioia e dolore, le due facce di una stessa medaglia: la vita.

Credi che si possa trovare un punto di equilibrio nello scompenso continuo degli eventi cui la vita sottopone gli uomini?

R. Questa è una domanda assassina! Certamente ogni matassa ha il suo bandolo libero dai nodi. La mia vita me ne ha presentati una infinità, come a quasi tutti gli esseri viventi, ma specialmente a quelli dotati di una speciale sensibilità.

Sì, ho conosciuto tanto dolore nella mia vita di persona adulta, e per dolore intendo quello che non hai proprio cercato, né quello dal quale puoi fuggire solo se e quando tu vuoi. So che la vita presenta tante sfaccettature: ne ho colte tante. Ho riso, ho sorriso, ho pianto, ma non ho mai piagnucolato.

Il vero senso della mia vita l’ho trovato dopo gli studi teologici, quando ho scoperto di non essere io a cercare il volto di DIO e le sue ragioni ma che era LUI a cercare me da sempre. Questo e solo questo è divenuto il mio punto di equilibrio. 

 

D. Andreina lascia la Rua Sovera per andare a studiare in città. Parte bambina, torna donna e la Rua Sovera nel frattempo subisce un ricambio dei suoi abitanti e si spopola da quanti la abitavano un tempo, uomini e animali.

È la fine di un’epoca per Leno ma anche per l’Italia e l’inizio di un altro stadio della vita per Andreina.

Credi che i momenti di passaggio dall’infanzia all’età adulta comportino sempre il dolore del distacco?

R. Sì, per ogni crescita lo scotto da pagare è un dolore che può anche passare inosservato al momento; io credo però che esso vada a sedimentare nell’inconscio dal quale si può riaffacciare davanti ad eventi futuri.

Ogni passaggio ha i suoi riti: il mio momento di rottura più doloroso è stato il mio allontanamento dal mio cortile di Vicolo Pace. Mi trovavo sui bordi del prato dell’adolescenza; ero ancora capace solo di sogni belli e dolci… e la scuola in città pretendeva da me una attenzione completa, da adulta.

Ma poi ho scoperto la bellezza dello studio: la letteratura italiana, il latino, la psicologia e la filosofia mi hanno svegliato la mente e l’anima senza graffiarla e il rito di passaggio s’è fatto lieve e dolce.

 

D. Andreina scrive su di un foglio una poesia per Ilario, è un dono d’amore che comporta coraggio e intraprendenza da parte della bambina ma Ilario, ancora acerbo per tali sentimenti, mortifica il suo gesto e getta via il foglio. Tu, Anna, concludi questo libro con una poesia sul tema stesso della poesia.

Cosa è per la tua sensibilità l’espressione poetica?

R. È la mia stessa vita. Una volta scrivevo di notte davanti al camino che si spegneva piano. Ora scrivo di notte, di giorno, in macchina, in treno, sui fogli, sulla carta da pacco, sul mio biglietto da visita, sui bordi liberi del quotidiano politico…

Spesso, mentre stiro, mi balena in testa una parola, un binomio di parole. Lascio la vaporella a fumare e corro alla tastiera.

Per questo molti di voi che siete su fb spesso, quasi ogni giorno, mi leggete e mi salutate…

Ma la mia poesia non è mai dedicata a qualcuno in particolare, ma solo a se stessa: vuole uscire perché vuole vivere . Allora io la libero!

 

Grazie, Anna!

 

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Intervista 2014/bis

 

Ho avuto il piacere di intervistare più volte Anna Maria Boselli Santoni, sempre in occasione dell’uscita di una qualche sua opera e per conoscere ragioni e concetti che l’avessero motivata a scriverla. In tal modo siamo venuti a conoscere i suoi pensieri profondi, le sue emozioni, il suo credo e l’etica sociale che anima il suo agire.

Oggi torno a intervistarla e con rinnovato entusiasmo per l’uscita del suo ultimo romanzo, “Con la GLi di coniGLIo”, opera di impronta didascalica, in quanto tratta dell’approccio affettivo e professionale di una insegnante con i propri alunni.

Il romanzo, fruibile da un pubblico eterogeneo, sarà particolarmente apprezzato da quanti operano nel mondo della scuola, che in esso ravviseranno l’impegno profondo, quasi missione di vita, della protagonista alla costante ricerca delle diverse potenzialità degli scolari e dell’approccio da instaurare con loro, sì da valorizzarle in rapporto a ciascuno di essi e con l’attenzione continua a non alienarlo dall’ambiente e dal gruppo di appartenenza.

Si tratta di un romanzo a tratti commovente e coinvolgente nelle storie e piccoli drammi narrati e assieme arioso e positivo, uno di quei romanzi che a fine lettura lasciano il personaggio trainante, ovvero la maestra, presente e viva nel cuore del lettore.

L’intervista si baserà questa volta su di una serie di brevi domande per conoscere l’autrice nel suo manifestarsi quotidiano, sarà l’approccio per conoscere la stessa protagonista del romanzo.

 

D. Anna, qual è il tratto principale del tuo carattere?

R. La chiarezza e la sincerità:  sono valori a cui non riesco proprio a rinunciare nel mio relazionarmi col mondo. Se provassi a mentire… dopo pochi secondi cascherei nella mia stessa trappola… non posso proprio!

 

D. Qual è per te la qualità preferita in un uomo?

R. L’intelligenza e la capacità di tenerezza.

 

D. E nella donna?

R. La serietà.

 

D. Parlaci del tuo difetto peggiore.

R. Sono ipersociale ma anche un essere solitario.

 

D. Il talento che più apprezzi in te.

R. Sono consapevole di saper creare e coltivare relazioni sane e belle.

 

D. Il tuo maggior rimpianto.

R. Non aver conosciuto mio Padre, disperso nella neve sul Don.

 

D. L’incontro che ha cambiato la tua vita.

R. Sicuramente lo studio.

 

D. Il giorno più felice della tua esistenza.

R. Ogni giorno: ma insieme alla felicità anche la delusione… Pazienza!

 

D. Il giorno più infelice della tua esistenza.

R. Il mio lontano doloroso incontro con la malattia di un membro della mia famiglia.

 

D. Il paese dove vorresti vivere.

R. Qui dove vivo da quando sono nata. Ma vorrei portare qui il mare… e le Alpi… e il lago…

 

D. La materia scolastica che preferivi.

R. Psicologia, Filosofia e Letteratura Italiana.

 

D. Il piatto che ami cucinare.

R. Tutto e niente. Non seguo nessuna ricetta… invento e sono brava.

 

D. Un libro che ti ha fatto pensare.

R. ”Onora il tuo limite” di Ricardo Peter, ed. La Cittadella (La filosofia della imperfezione )

 

D. Il tuo autore/autrice prediletto/a.

R. Negli anni più recenti: Italo Calvino, Erry De Luca… ma anche molti altri classici e moderni.

 

D. La canzone che ti è rimasta nel cuore.

R. “L’immenso” (Amedeo Minghi) ma anche “We Are the World”.

 

D. Il tuo film preferito.

R. “Qualcuno volò sul nido del cuculo”.

 

D. Un viaggio memorabile.

R. Volo in Argentina e poi in Serbia.

 

D. L’ultima volta che hai pianto.

R. Oggi, sempre. Tutte le volte che mi va…

 

D. Il capo d’abbigliamento che preferisci indossare.

R. Capri o leggings e maglietta.

 

D. Il tuo rapporto con il tempo.

R. Amo il mio “QUI-ORA” (anche il “qui ora” di prima, di dopo… Amo esserci nel tempo)

 

D. Il tuo passatempo preferito.

R. Leggere, scrivere, dipingere, ricamare e… quello che mi pare…

 

D. Il valore che cambierebbe la società.

R. La solidarietà. La consapevolezza che la pace parte da me, da te, da noi.

 

D. Il tuo motto

R. La Tua Parola mi fa vivere!

 

Grazie, Anna!

 

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Intervista 2017

  

È ormai una consuetudine per me intervistare Anna Maria Boselli Santoni in occasione della pubblicazione di un suo nuovo libro e così, a pochi giorni dall’uscita del romanzo “Nella casa del glicine”, torno al mio appuntamento con lei nella speranza di cogliere quelle sue impressioni personali e rivelazioni sull’opera che tutti i suoi amici e lettori vogliono approfondire.

  

D.: Anna, in questo romanzo ambientato in una casa dall’apparenza serena, La casa del glicine, metafora del nucleo familiare, si possono ravvisare tutte quelle componenti che sono patrimonio comune e fondamentale dell’istituzione famiglia nell’ottica della tradizione italiana, ovvero l’educazione dei figli al rispetto reciproco, la loro istruzione in vista della preparazione al futuro, il lavoro dei genitori che sostenta il gruppo, la partecipazione collaborativa di tutti in base ai ruoli per il mantenimento dell’equilibrio dei rapporti tra i membri, e con ciò l’osservanza della cura della salute, il rito delle vacanze estive, la celebrazione delle festività, i rapporti amicali con l’esterno, i doveri e i diritti di tutti verso tutti. In poche parole, un piccolo universo chiuso in cui la cura, la partecipazione e l’amore sembrano bastare per realizzare la perfezione del vivere.

Quanto è importante per te scrutare oltre l’apparenza delle cose alla ricerca delle verità profonde?

E, ancora restando nell’ambito della collettività familiare, ti accontenti o allarmi di quelle situazioni che ti si presentino in una qualche luce propria, staccata dal ritmo del gruppo?

R.: La tua domanda, Monica, racchiude nella sua premessa molte verità che io ho spontaneamente descritto nella mia narrazione, senza però farle apparire come regole calate dall’alto. Io non voglio insegnare nulla ai miei lettori, ma voglio condividere con loro i tesori di conoscenza che mi sono nati dentro vivendo la mia vita con amore.

Sono convinta che ogni famiglia sana viva coi figli i suoi valori con spontaneità e secondo i progetti dei genitori che l’hanno ideata, costruita e formata e che con consapevolezza la guidino.

Ma può anche accadere che essi scoprano, e poi dolorosamente comprendano dal vissuto stesso della vita reale, d’essere entrati a loro insaputa in una spirale di dolore indescrivibile, se un figlio,  magari anche a causa di una fiducia acritica nei suoi confronti, l’hanno visto deviare dal suo personale percorso.

E la mia narrazione lo racconta e può quasi considerarsi un’allerta o un consiglio: quello di stare attenti, di cercare sempre di vedere sì serenamente il presente in modo positivo, senza mai smettere però di interrogarsi sul significato profondo dei gesti, dei bisogni, dei sotterfugi apparentemente innocenti dei figli.

Sì, è importante per me scrutare oltre l’apparenza delle cose!

Personalmente, sono pronta a farlo sia per carattere che per vocazione, ma anche perché lungo la mia esistenza mi sono esercitata a entrare in allerta e alla ricerca del vero, se un dubbio mi cattura.

 

D.: Lucrezia, che nel romanzo impersona la madre di famiglia e che è una donna che si sacrifica con amore per tutti i suoi senza mai lamentarsi, avverte progressivamente e in crescendo che qualcosa le sta sfuggendo dal controllo. Si tratta del comportamento di uno dei suoi figli, quello caratterialmente più estroso e intellettualmente più vivace, che presenta qualcosa di impercettibilmente anomalo.

Questo allarme scatta in lei per intuito femminile oppure si deve a quel senso particolare che solo l’amore per i figli sa suscitare in un genitore o, addirittura, è il paragone con gli altri figli a marcare quell’inafferrabile diversità del ragazzo?

R.: Mamma Lucrezia ho voluto immaginarla come una donna concreta, sensibile e molto seria, capace di un amore vero in tutti gli aspetti della sua vita.

Infatti è così che credo debba essere una madre.

Mentre narravo sui tasti del PC la storia di Lucrezia, spontaneamente mi si profilava il suo personaggio dalle caratteristiche fortemente femminili: profondamente materna e attenta al bene di tutta la sua famiglia.

Attenta ad ogni suo membro vivo in relazioni personali e non interscambiabili.

Ho voluto creare in lei un personaggio positivo, come io voglio pensare la donna in genere: quella che porta avanti i valori che vive e condivide. Una donna che non si cura solo di cosa indosserà per sedurre… Una donna che sa amare e che per amare non le servono tacchi 12 cm., né un lato B all’infuori… né scollature all’ombelico…

Amando tutti i suoi figli come doni della vita, una donna li conosce, li segue, li cura. Così s’accorge se qualcosa non va… E indaga fino a capire.

  

D.: Nel romanzo la madre indaga e trova…

La ricerca e la scoperta conseguente delle prove di un agire inconsueto operato dal giovane possono giustificare da parte di un genitore la violazione della privacy di un figlio? È abuso di autorità o dovere parentale?

R.: Nel romanzo la madre indaga e indaga a lungo, fino a sentirsi sconsolata e sfinita dalla mancanza di risposte e di prove ai suoi dubbi, che intanto si sono trasformati in vere e proprie paure, all’apparenza immotivate.

Lucrezia ha avuto in dono da me una caratteristica che …mi appartiene: è il bisogno instancabile di cercare il Logos, il senso di ogni cosa, di ogni perché; il senso di ogni senso.

Ciò che  la porta a scavare e a cercare è la sua impossibilità di accettare i fatti relativi ai suoi figli, se non riesce a comprenderne il perché. Lei sa che è sempre una causa a produrre un effetto e quella cerca, specialmente per ciò che riguarda uno solo dei suoi sei figli, così diverso dai fratelli in tutto.

Eppure non fa ipotesi con annesse risposte gratuite; Lucrezia assomma i suoi dubbi, continua soffrendo a cercare il perché… anche quando la sua vita le appare vuota d’amore, incompresa e banalizzata. Ma non cede e la sua ricerca non è invadenza gratuita nella vita di Giorgio, il figlio problematico… e fino a quando non scoprirà un giusto sentiero da imboccare, continuerà a cercare.

No, il suo non è un abuso di autorità, ma una vera grazia per la salute dello stesso figlio.

In conclusione, se si ama un figlio in pericolo, nulla deve restare nascosto con la scusa di non violarne la privacy. Non è abuso di autorità e a gestire il tutto resta l’amore: diritto-dovere parentale.

 

D.: Il climax e l’anticlimax nel giudizio del genitore, nello sviluppo delle sue osservazioni. Dapprima il più brillante, il più dinamico, il più generoso, il più attivo, per poi scoprire che quel figlio è il più fragile, il più vulnerabile: è malato, affetto da disturbo bipolare, patologia molto diffusa quanto sconosciuta.

Quanto è utile per un genitore osservare le fluttuazioni comportamentali di un figlio? E, quale educatrice scolastica, credi che il ruolo degli insegnanti debba limitarsi ai programmi di studio oppure debba estendersi anche all’osservazione e controllo delle fluttuazioni nei comportamenti degli studenti?

R.: Questa tua domanda mi ha spinto immediatamente in ricerca: non ricordavo il significato di climax e anticlimax, figure retoriche di parola e di pensiero. Riscoprirne il significato profondo, lo confesso mi ha commosso: riconosco d’avere usato questo in tutta la narrazione per un sentire spontaneo… inconsapevole.

Dietro ai fatti da me narrati con parole e pensieri delicati e quasi carezzanti, stava già nascosto un dolore profondo fin dalle prime pagine in cui io nascondevo molto accortamente ciò che poi avrebbe scoperto da solo il lettore, piano piano, vivendo autonomamente la narrazione.

Così ho voluto il romanzo!

Molti lettori mi hanno scritto confidandomi d’aver capito questa mia scelta inconscia di non parlare subito della malattia del protagonista, trasferendola oltre il cuore del racconto, solo dopo che il lettore stesso fosse pronto a capire e comprendere e ne facesse tesoro per sé e per la sua famiglia.

Per quanto riguarda la tua domanda, là dove mi chiedi se la scuola debba farsi attenta anche ai comportamenti degli alunni o se deve curarsi solo dei programmi di studio, io credo che il compito della Scuola sia quello di insegnare e di dare contenuti, ma dopo aver stabilito con la classe relazioni lievi e sincere, in un clima di serena collaborazione senza forzature… e sono convinta che solo così ogni alunno studente sia veramente aiutato a crescere.

 Non sono due scelte separate; non li ritengo due campi disgiunti, ma un solo luogo dove le persone, che imparano da chi già sa, possano con gioia e con fiducia far tesoro di ciò che loro stessi scoprono con la mediazione dei docenti.

Se poi un insegnante notasse in un allievo qualcosa di strano, certamente sarebbe consigliabile che ne parlasse ai genitori

 

D.: Ogni tuo romanzo ha affrontato con il tema dell’amore una qualche problematica di vita vissuta, sia attraverso l’esperienza familiare che in ambito professionale, un modo per sensibilizzare il lettore verso caratteristiche soggettive dell’individuo grazie all’approfondimento dell’osservazione empatica.

Credi che il ruolo di un narratore sia quello di educare oltre che di intrattenere il lettore?

R.: Ognuno è padrone della sua libertà, che lo rende anche responsabile di se stesso e di ciò che fa.
Così, anche lo scrittore secondo me deve essere consapevole del dove andrà a finire la sua opera e di che cosa potrà lasciare nella mente e nel cuore dei suoi lettori.

Io personalmente scrivo per me stessa e mi dà sollievo e gioia farlo.

Tuttavia spontaneamente mi si affacciano alla mente ricordi, studi, conoscenze e fatti reali che mi chiedono di essere condivisi.

Allora mi lancio io stessa la sfida: Lo faccio o non lo faccio? A chi e a che cosa potrebbe servire leggermi?

Dunque scrivo consapevole che non sono la maestra di nessuno: eppure scrivo per far innamorare della lettura chi mi  legge

E per questo mi limito a creare piccole opere lievi e che attirano pur conducendo per mano il lettore a lasciarsi affascinare, come molti lettori mi hanno testimoniato.

Il mio essere stata un’educatrice mi guida a mia insaputa.

  

D.: Ogni scrittore, per la veridicità del narrato, si documenta su ciò che scrive di nozionistico, ovvero luoghi geografici, dettagli scientifici, aspetti storici, politici, filosofici, sociali ma, solitamente, per la costruzione dei suoi personaggi si basa sulla propria sensibilità, capacità di osservazione, conoscenze personali, sì da confezionare attori credibili nella psicologia e nei comportamenti.

Parlaci dei personaggi che popolano la casa del glicine.

R.: Sì, tutte le mie opere hanno contenuti realistici e ciò che la mia fantasia sfiora lo fa mantenendosi ancorata al reale possibile.

In questa mia opera in particolare, che ho voluto ambientare nelle bellissime Marche dalla natura stupenda e che io, birichina dentro, da anni ho definito “ricciolina”, ho voluto stare nel reale.

In questo mi hai aiutato la memoria dei miei viaggi verso l’Abruzzo, attraversando tutta la parte costiera e, come passeggero, ho potuto godere alla mia destra della incantevole immagine dell’Appennino punteggiato di paesetti con i loro campanili al centro; e i colori e la voce del mare alla mia sinistra, appena oltre il guidatore impegnato al volante.

Ho fatto ricerca sulla vegetazione, sugli usi della gente a Natale, aiutata anche da alcuni amici incontrati sulle pagine di fb.

I personaggi del romanzo sono stati tutti creati guardandomi dentro.

Quando dentro di me individuo un probabile personaggio io cerco di costruirlo dandogli una fisionomia precisa, coerente al carattere che gli attribuisco, secondo il compito che gli affido.

E quando lo faccio parlare cerco di attribuirgli una voce e un contenuto adatti alla sua psicologia e al suo stato.

Questo mio sforzo credo che si noti soprattutto quando a parlare sono i personaggi-cose, non esseri umani, dando comunque anche ad essi un cuore e un linguaggio che li renda un po’ umani…Come quando a parlare è la casa del glicine.

La casa del glicine: personaggio di grande sintesi.

Spero, Monica, di essere stata chiara e soddisfacente nelle mie risposte alle tue domande molto dense, intense, colte. Ti ringrazio, per l’interesse serio e profondo che ci metti quando mi leggi. Lo si capisce perfettamente dalle domande che mi poni.

  

Grazie, Anna! Sei sempre generosa con me. Sono certa che i lettori di “Nella casa del glicine” troveranno in questo intenso romanzo, a tratti altamente poetico nelle immagini e nel linguaggio, oltre che intrattenimento molteplici spunti di riflessione.

 

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Intervista 23 aprile 2018

Come ultimamente facciamo ad ogni sua nuova uscita di libro, anche questa volta vogliamo scambiare qualche impressione con Anna Maria Boselli Santoni sul nuovo testo prodotto.

Si tratta di “Racconti semplici – Dentro il ricordo: la realtà e il sogno”, una narrazione fortemente pregna di riflessioni nate dalle proprie esperienze di vita, che si celano dietro metafore di espressione onirica. Si tratta di racconti improntati sull’amore, il mistero esistenziale dell’essere, il pensiero etico verso la natura in tutte le sue manifestazioni.

D.: Cappuccetto Rosso e il lupo…

Anna, quanto ritieni giusto e lecito addossare colpe a un essere che agisca per istinto e secondo natura?

È logico nel giudizio dei comportamenti usare il metro della cultura per misurare la natura? E, ancora chi è vissuto all’oscuro di ogni bruttura della vita possiede innocenza consapevole, oppure non conoscenza della vita nel suo manifestarsi? Può nella metafora il lupo rappresentare la libertà naturale in contrapposizione alla preservazione della purezza dettata dalle convenzioni sociali?

 

R.: Nel mondo esistono CREATURE che presentano notevoli differenze tra loro. Tutte meritano amore e rispetto. Ma una, tra le differenze più evidenti che le caratterizzano, è quella che pone l’essere umano, cioè l’uomo, come creatura dotata di una intelligenza consapevole e di una libertà mai scindibile però dalla responsabilità che ne deriva.

L’uomo può usare anche l’istinto in alcune situazioni, ma di regola è abituato a ragionare quando deve agire.

Sì, chi tra gli esseri umani ha avuto la fortuna di vivere in ambienti di pace e ricchi di gesti d’amore può anche non essere a conoscenza di tanto male attorno; ma non è assolutamente certo che questa sua “innocenza” possa restare intatta per tutta la sua vita.

Il lupo che io descrivo è dotato di istinto buono, naturale; è ferito da una consapevole cattiveria umana: ciò avviene quando l’uomo deborda dal suo stato di creatura e si erge a padrone crudele dell’universomondo senza alcun diritto né giustificazione.

Un amore universale tra le creature credo sia stato voluto dal Signore della vita, che ha ideato il mondo.

 

D: San Martino…

Il freddo dell’autunno si fa metafora delle fragilità dell’età che avanza. Marito e moglie insieme in un bosco dalle lunghe ombre. Può la condivisione della reciprocità di un gesto d’amore portare quella buia stagione ad illuminarsi di luce e calore? Quanto l’abitudine può nascondere l’identità di Un eroe inaspettato?

 

R.: Le lunghe ombre che accompagnano l’autunno della vita di una coppia umana che ha scelto di restare unita per sempre fanno paura, è normale. L’importante, per ogni membro della coppia, è poter riuscire a vedere tra i rami delle ore del giorno qualche raggio di sole che sale o scende e farne tesoro.

Se la coppia vale due, è importante che uno dei due, magari a turno, si faccia carico delle ombre lunghe che possono liberamente affacciarsi nella loro età matura. Terapeutico è sempre un gesto d’amore, lo è sempre per tutti.

Sia dunque benedetta la coppia che riesce, anche in una sua probabile e possibile immobilità spesso forzata, a vedere e ammirare l’illuminarsi del cielo all’alba e, sorridendo, dica «grazie al cielo». E che al tramonto del rosso corallo, senta il suo pensiero assopirsi mentre dice «CHE BELLO! Grazie!»

E benedetti siano l’uomo e la donna che si amano, anche senza fronzoli, senza sentire l’obbligo o la necessità di travestirsi da “eroi inaspettati…” per continuare a vivere in una calda armonia

 

D.: La nevicata…

Un giorno come tanti, la maestra in classe, il cullante brusio delle voci degli scolari che ripetono le sillabe, i disegni appesi alle pareti: calma monotonia. Eppure, ad un tratto, ecco che un evento inatteso muta quel compassato ritmo dell’esistere: fuori scende la neve e l’allegria esplode negli animi di tutti.

Può un evento meteorico assumere l’inconscia valenza che l’ignoto imprevisto possa portare la gioia?

 

R.: La scuola, il mio amore più grande! Tutto ciò che gli scolari ed io insieme vi incontravamo diveniva gioia e passione. Ogni giorno le ore portavano frutto, vestite di rispetto e di novità educative e quindi educanti.

L’apprendimento di ognuno, secondo le sue vere possibilità, misterioso nei propri tempi di conquista, seguiva ritmi naturali, immersi e non strappati e avulsi dalla vita del quotidiano.

Ecco perché anche un uccellino che picchietta col becco alla finestra della classe, oppure la pioggia contro i vetri affacciati sul cortile, o lo stupore di una nevicata ottobrina inattesa non sono elementi disturbanti ma possono portare in classe quello stupore che muove l’eros umano, e con esso la voglia di fare; la fame di sapere il perché delle cose; il bisogno di ricerca e il premio della felicità che ne deriva, mentre si impara la vita.

 

D.: Il piccolo ragno – Elegia d’una libellula…

Le responsabilità comportamentali verso il prossimo non sempre sono frutto di azioni deliberate, ma esse possono nascere da consapevolezze scaturite a posteriori dal proprio agire egoista e dalla non conoscenza del senso delle azioni intraprese. Lo narri con rammarico nel racconto del ragno intrappolato per lungo tempo dalla superficie scivolosa della vasca da bagno e con la libellula imprigionata, seppure ormai morta, per la sua bellezza.

Quale leggerezza dell’animo e della mente hai provato nella loro liberazione al mondo, e perché?

 

R.: Per temperamento, divenuto poi carattere, ho sempre saputo e voluto spontaneamente guardare con amore verso le creature che vivono accanto a me. Ma, non essendo perfetta, e non essendo onnisciente, come tutti gli esseri umani, spesso posso aver commesso errori di valutazione per ignoranza e sentirmi poi mortificata di non aver saputo leggere e capire i bisogni di tutti gli esseri della creazione.

Il rispetto, quello l’ho sempre apprezzato e adottato come regola, per me stessa e per gli altri nel campo dell’umano, con un occhio di riguardo e sereno, senza patemi d’animo anche verso gli altri campi: animale, vegetale, minerale.

Per esempio, e non ne parlo in questi racconti, ma in altri scritti sì: ho osato con grande sussiego rifiutare i doni che il mio gatto Anacleto talvolta mi ha portato in casa dopo la caccia, felice che pareva persino sorridere. Ed io? Da grande educatrice assoluta… quasi divina?

«No, Anacleto, uccellini noooo! Lucertole noooo! Topolini…nooo!» Poi ho saputo dei doni donati e mi sono vergognata della mia ignoranza.

Così m’è accaduto col ragno Mosè e con Libellula mia.

Lui, il ragnetto prigioniero, tornato ragno nella verde natura; e Lei, libellula mia, essenza di cielo, sepolta nella terra con onore e lacrime, senza alcuna vergogna per il mio dolore.

 

D.: Il re ladro…

Il prepotente che affascina e che pretende, perché lui conosce il mondo. Un fascino arrogante che attira a sé seppure la sua vicinanza spaventi e atterrisca perché immagine di un mondo diverso che può incatenare più di prigione.

Quanto può essere difficile dare la precedenza alla ragione che antepone la libertà personale all’impulso dei sensi del momento? E il ricordo del non-stato può divenire rimpianto?

 

R.: Non è recente la stesura di questo racconto, che era stato composto di getto e senza un motivo preciso e urgente.

Questa tua domanda, Monica, riassume benissimo ciò che io avrei forse voluto esprimere, ma senza esserne perfettamente consapevole.

Poi la vita mi ha portato contenuti forti, esperienze umane profonde e non facili, frequentazioni come guida di gruppi terapeutici, a riscatto di compulsioni pericolose… E allora mi sono arricchita di conoscenze e di empatie… Rileggendo a distanza di tempo il mio scritto vi ho visto in germe ciò che la mia vocazione mi chiedeva: di crescere, di comprendere, di aiutare amando.

Questa realtà appare chiara nel racconto John Barcincin che alla lettura si rivela la naturale continuazione della storia del Re Ladro.

In realtà io non ho nulla da insegnare a nessuno, ma so di dover amare con serena armonia anche le disarmonie che mi circondano.

Mi chiedi, Monica, se ho conosciuto il rimpianto del “non stato” o di non aver mai voluto “sgarrare” nel concedermi qualche sì agli impulsi del momento.

Sì, onestamente qualche fugace rimpianto si affaccia in me e attraverso momenti dove fatico a sorridere. Ma dura così poco!

 

D.: La spiritualità antropologica…

L’equilibrio cosmico riposto nel giusto collocarsi morale ed etico dell’individuo verso il suo prossimo e con la realtà circostanziale, quasi un’immagine atomica e molecolare dell’individuo che si posiziona nella materia visibile e invisibile che lo circonda e contiene.

Nel rapportarti alla vita quanto coincide la tua spiritualità cristiana con il materialismo stoico che erediti dai valori della tradizione latina?

 

R.: Col passare degli anni la mia concezione del mondo si è arricchita, dilatata e il mondo per me ora è divenuto l’Universomondo.

Questo è un termine che mi sono inventata e che poi ho adottato, sotto la spinta di un amore profondo che io nutro per la Creazione tutta. In essa vivo ciò che mi spetta e, un giorno alla volta, nel rispetto della vita senza estremismi e senza mai perdere di vista il binomio Libertà-Responsabilità.

Come testimoniavo durante le lezioni di filosofia alle lezioni di “Teologia per Laici”, sì, io riconosco che con gli anni non ricordo più le teorie dei vari filosofi che ho studiato in età scolastica e non so più distinguere dove finisca, ad esempio, Kant e dove incominci io. La cultura umanistica mi ha forgiato, mi ha plasmato e convinto lasciandomi dentro gioia e serenità pur avendo incontrato grandissime prove da superare integrandone il senso.

Questo sono io.

Nel rapportarmi alla vita quanto coincide la mia spiritualità cristiana con il materialismo stoico che eredito dai valori della tradizione latina?

Credo che entrambe le realtà siano profondamente presenti in me sveglie o dormienti e credo anche che la serenità della mia anima che ama sia la testimonianza di ciò che sto affermando.

Credo anche che tutto ciò che appare nei miei numerosissimi scritti di poesia e di narrativa, resi pubblici con la mano meravigliosa di Pragmata, costituisca una ulteriore conferma di ciò che sono.

GRAZIE, Monica, grazie davvero!

(Leno – Brescia, 23 aprile 2018)

 

Grazie a te, Anna, per aver voluto rispondere a queste domande che confermano il senso del tuo nuovo e profondissimo contributo letterario che si aggiunge alle tue precedenti opere, e che con freschezza di immagini e linguaggio colto portano il lettore a riflettere e meditare sulle possibilità di partecipazione attiva e consapevole alla Vita.

 

 

 

 

Guillermo de Miguel Amieva es un escritor español de origen asturiano (Llanes) -por parte materna- y castellano de Palencia (Alar del Rey) - por parte paterna - que ha desarrollado una obra literaria vocacional en los ratos de ocio que su profesión de abogado le permite. Ha tocado todos los géneros literarios, principalmente la poesía -pertenece al círculo de poetas habituales de su ciudad de residencia (Palencia), siendo, por tanto, lo que se denomina un poeta parapalentino-, género en el que hay destacar algunos libros suyos como La Dama Verde y la Reina de la Noche, Las Oraciones Libres, Fragmentos del Horizonte, La Dama Eterna, Bajo la Piel del Tambor, Jazz para la memoria, Nacer de Blanca, Cajón de Sastre y Sonetos de amor.

Le gusta el ensayo como género discursivo e intelectual. Destacamos en su obra El alma de la defensa, ensayo que adentra al lector, de forma esotérica, en el mundo de la justicia; En torno a una fotografía, libro en el que Guillermo de Miguel transforma en palabras una imagen fotográfica de sus hijas captada en el verano de dos mil siete-; y -próximamente- La iniciación de Mowgly, ensayo interesantísimo en el que se descubren las claves que permiten relacionar el universo del Libro de la Selva de Rudyard Kipling con el universo de la Masonería, al que el propio autor inglés perteneció.A lo largo de estos últimos quince años ha colaborado intensamente en los medios escritos de difusión de Palencia y Asturias, destacando su presencia literaria constante en el periódico castellano El Norte de Castilla (sección Los Cuatro Cantones); en El Oriente de Asturias (sección Desde la Tierra sembrada de cereal), en Los Vacceos y, finalmente, en el semanario Carrión.Finalmente, Guillermo de Miguel ha escrito dos novelas. Ésta que el lector tiene en sus manos, y La Conversación, último intento narrativo en el que el escritor mezcla el viaje en el tiempo, con la recuperación de las conversaciones con un abuelo perdido y las que actualmente desarrolla en facebook con sus contertulios habituales.

 

P. LA LUNA EN EL MAR RIELA acaba de ser publicada en forma de E-book con la editorial italiana Pragmata. Se trata de una novela esencialmente iniciática donde la protagonista, Aurora, va superando diversas experiencias que la llevarán de una vida de insatisfacciones a conocer el amor cual conquista de la libertad.

¿Cuánto es importante para un individuo el camino hacia la libertad expresiva y comportamental?

R. Antes de nada me gustaría disponer de mi libertad expresiva para agradecer a Pragmata esta publicación y la confianza depositada en la novela. Grazie. En cuanto a la pregunta, creo que la libertad expresiva nos permite mostrarnos como somos de cara a los demás, lo cual contribuye a fomentar lazos sociales basados en la verdad. En la medida que una sociedad permite y desea que sus individuos se expresen y en la medida que no ponga reparos a lo que estos quieran decir, la sociedad será menos hipócrita. A mi juicio, claro está.

  

P. Algunos personajes de la novela se distingüen psicológicamente por representar en sus carácteres vicios capitales, se trata de individuos anclados en su papel y que se diferencian y contrastan con quien cumple su camino iniciático, liberándose de necios impedimentos.

¿Los vicios constituyen un freno al crecimiento individual?

R. Los personajes del libro que encarnan los vicios nos recuerdan que la vida se desarrolla en una tensión entre contrarios, si se quiere entre el vicio y la virtud. Nadie podemos escapar a desarrollarlos porque somos humanos. La propia Aurora, ya en la trama del libro, es un personaje que tiene defectos y vicios, no es una heroína, e incluso, en una parte de la vida vivida en Isla Rosalinda, se aparta completamente de la virtud. A pesar de todo alcanza el amor, que es la virtud suprema.

 

P. Perelentia, etapa del viaje de la protagonista de LA LUNA EN EL MAR RIELA, es una ciudad surreal, donde el tiempo transcurre con dilatación, al punto que sus habitantes gozan del privilegio de poder saborear cada instante de lo vivido con extrema lentitud.

¿Cuánto es importante poder observar el detalle, cada detalle que el mundo ofrece, astrayéndose en él y eternizarlo?

R. La sociedad moderna ha prescindido de la lentitud y del esfuerzo como vías para la consecución de los logros, y en una vida donde el tiempo impera sobre las personas, no podemos dominarnos a nosotros mismos. La cultura de la rapidez no da tiempo a pensar ni a considerar nuestra actitud ante la vida, en definitiva nuestras respuestas al Poder. Yo creo que somos más libres en la medida que controlamos el tiempo y lo ralentizamos —como los budistas, cuando dejan su corazón prácticamente quieto—, entonces todo en derredor pasa a ser de nuestro dominio porque podemos observarlo y preparar una respuesta. Perelentia es una ciudad aparte de las del resto de la nación, una ciudad imaginada para hacer ver esto que digo.

  

P. El tema del amor filial, fraternal, de padre, de esposo, de amigo, de ser universal se divisa como elemento pregnante de cada acaecimiento en todas las obras de Guillermo de Miguel Amieva.

¿Hay en ello una motivación filosófica o ética?

R. Si alguna finalidad debería tener la humanidad, no debería ser otra que la fraternidad y el amor entre humanos. Todo conocimiento intelectual de la civilización y todo recurso material no debería de tener otro objetivo que la creación de una sociedad armónica y feliz, al menos éste fue el legado en el que creyeron los ilustrados europeos que abrieron las luces de nuestra cultura. El amor es el instrumento para la consecución de este objetivo, y sin él ninguna vida humana puede tener el más mínimo sentido.

En la novela, los personajes desarrollan muchas maneras de amor, incluso el grupal de los hermanos esotéricos que habitan Torimbia o el amor incondicional que se rinden las personas mayores. Creo que ha leído e interpretado usted muy bien éste nivel de lectura de la novela.

  

P. La protagonista de LA LUNA EN EL MAR RIELA durante su viaje acepta el encuentro con personas y situaciones muy diversas y desconocidas si comparadas a sus precedentes experiencias vividas.

¿Grande abertura mental o gran coraje? ¿Vivir es ensimismarse en todo?

R. Aurora parte de aventura porque tiene osadía y orgullo, un ego y un apetito tremendos, así como una confianza ciega en sí misma. Se trata de un orgulloso voluntarioso que suele ser muy necesario para emprender las aventuras más arriesgadas, confía en que ella puede resolver los problemas del mundo, como Don Quijote —quizás todos pensamos que tenemos este poder—, pero a lo largo de su viaje aprenderá a simplificar sus objetivos. Quizás podemos extraer una conclusión: el avance de la humanidad es una labor armónica en la que cada cual debe desarrollar el papel que le corresponde.

  

P. Al llegar a la isla Rosalinda, Aurora encuentra una poblaciòn y una geografía que no están del todo definidos, serà ella con sus pinceles a delinearlos.

¿De tener esa misma facultad, qué y quiénes Guillermo de Miguel Amieva volveria a delinear?

R. Creo que los que más nos han decepcionado a lo largo de nuestra historia reciente han sido los gobernantes. Luego pintaría con más concreción esta caracteriología de seres humanos y, si pudiera, les imburía del alma de los caballeros de la tabla redonda. La leyenda Artúrica, probablemente, concentra la esencia de todo lo que quiero decir en la novela.

  

P. En la novela aparecen caricaturas de grandes líderes del pasado.

¿Cuánto es importante no olvidar los diversos momentos históricos que han marcado el camino de nuestra sociedad?

R. En la novela, efectivamente, hay un homenaje a Winston Churchill, sin cuyo concurso decisivo Europa no hubiera sido libre, y hay una reflexión crítica concentrada sobre la figura de Adolfo Esquivel, personaje de la novela que representa a Hitler o si se quiere a cualquier dictador al uso. Creo que la vida humana no amanece nunca sin la incorporación de la Historia, sin el vertido diario del pasado sobre el concreto presente. Debemos tener presente el pasado —valga la redundancia— para conquistar el futuro.

  

P. Evolución y desarrollo: dos realidades expresadas en el episodio de la isla Rosalinda. La evolución como afinamiento conquistado con fatiga contra desarrollo fácil, sobretodo económico y de poder. Úno aportador de valores, otro de dolor y tragedia.

¿Cuál es el secreto de la felicidad?

R. En parte creo haber contestado a esta pregunta al tratar lo relacionado con Perelentia. La felicidad está en el camino —esto es algo recurrente que ya todos damos por sabido—, y por tanto no debemos agotar pasos rápidamente, sino disfrutar con el recorrido. La vida es así, un recorrido que debemos vivir con sentido de la aventura, tenemos la obligación de deleitarnos en cada minuto y saber asumir el dolor y el error como compañeros inexorables del viaje. Pero la vida como aventura carece de sentido sin amor. El diablo está presente únicamente cuando no amamos.

  

P. LA LUNA EN EL MAR RIELA está expresada totalmente en forma narrativa indirecta, no aparecen en ella diálogos directos entre sus personajes.

¿Se trata de una elección literaria o de una exigencia de interiorización para que el lector cumpla también su viaje iniciático?

R. Me puse a escribirla en el año 2.004 y salió así. Creo que la ausencia del diálogo mantiene al lector desde una perspectiva más alejada con respecto al espacio-tiempo de la novela, quiero decir que le separa. No es una elección, sino algo producido por azar.

  

P. Torimbia, playa mágica de Asturias, donde mar y luna devienen elemento cósmico de universalización de los que en ella permanecen olvidando pasado y futuro.

¿Cuánto la familiaridad con los lugares conocidos pueden influenciar un escritor?

R. Torimbia es un lugar muy especial que conozco desde adolescente y que forma parte de mi vida. Es una playa excepcionalmente hermosa de Asturias a la que vienen seres de todo el mundo, porque por lo visto es un punto energético del planeta, un lugar donde recibimos el flujo benéfico de las energías positivas. Lo curioso de Torimbia es que me ha ahorrado la creación de un escenario para esa parte de la novela. Esto ha pasado porque en mi imaginario, en mi universo, Torimbia se ha integrado como una pieza irreal. Es real, pero yo mismo la he trascendido y la he dotado de carácter sagrado, es un espacio limpio donde la civilización no existe, donde puedo percibir que el mundo hubiera podido ser de otro modo. Acudí a ella de muy joven porque entonces, siendo adolescentes, nos atraía el descubrimiento del desnudo, queríamos contemplar la belleza del cuerpo femenino, pero Torimbia contenía algo más grande que poco a poco iría descubriendo. Contenía el sentido verdadero de lo sagrado, de lo esencial y de la libertad.

  

P. Guillermo de Miguel Amieva ha tocado todos los géneros literarios, de la poesía al ensayo, de la novela a la obra teatral.

¿Cuál serà su próxima obra literaria?

R. No lo sé. Quizás una obra de teatro para mi amigo Arturo, que tiene una compañía de teatro. Acabo de terminar también un ensayo titulado "La iniciación de Mowgly", que versa sobre la relación existente entre El Libro de la Selva de Rudyard Kipling y la Masonería, a la cual, como se sabe, perteneció éste.

  

P. Para conocer mejor al Autor, va mi última pregunta: ¿Cuál es su empuje a escribir, al llegar la sugerencia por lo que observa o al nacer de una reflexión?

R. El empuje literario creo que se produce cuando llega el momento de transformar en acto creativo una o varias obsesiones que te han rondado por la mente, pues el escritor tiene sufrimientos que al final socializa escribiendo, de ahí que una novela pueda partir de una observación del mundo físico pero siempre para, a través de la observación, sacar los temas que al autor le preocupan. La contemplación del reflejo de la luna en el mar Cantábrico es una de las imágenes bellas que ocupan la despensa de mi memoria, pero nunca intuí que al final me sirviera de metáfora. Así ha sido en la novela, pues la franja de luna sirve a modo de punto de inflexión que transfoma y cambia el rumbo de la trama en varias ocasiones. Nuevamente agradezco a Pragmata la edición ebook de la novela y espero que la densidad de la misma no asuste al lector. Un abrazo y gracias a todos.

 

 

 

 

Sara Serra, una giovane signora siciliana, di Mazaradel Vallo, è autrice del romanzo di genere Urban Fantasy dal titolo La mezzanotte degli angeli (Montecovello – 2013) e I miei racconti in una tazza di TE (Edizioni Pragmata - 2013), raccolta di racconti, pensieri e testi, ed è presente su numerose antologie di AA.VV.

 

D. Sara Serra, una giovane scrittrice talentuosa, che è moglie, e mamma, e lavoratrice. Come fai a conciliare la tua passione per lo scrivere con gli altri impegni?

R. Confesso che quando scrissi il mio primo romanzo non ero ancora mamma e questo la dice lunga. Oggi, invece, per scrivere devo aspettare che tutti dormano, che tutto taccia e che anche i mobili di casa si siano addormentati. A quel punto, intorno alle dieci di sera, posso finalmente sedermi e dedicarmi alla scrittura. Purtroppo non sempre ho la lucidità per farlo e spesso mi addormento sulla tastiera ritrovandomi al mattino con la forma dei tasti tatuata sulla guancia.

 

D. Oltre a tanti racconti che ti trovano pubblicata in antologie di diffusione nazionale, hai scritto il romanzo "La mezzanotte degli angeli" di genere fantasy e "I miei racconti in una tazza di te", che si caratterizzano, quasi esperimento stilistico, per sorprendere il lettore in una interessante e divertente prova di genere vario. Qual è il genere letterario che più ti è consono, quello in cui riesci a esprimere il massimo della tua creatività artistica e letteraria?

R. Sicuramente il paranormal romance. È un paradosso perché nella vita di tutti i giorni ho smesso di essere romantica a sedici anni quando, descrivendo il mio primo bacio a mia cugina, l’ho paragonato a un peperone arrostito. Eppure mi piace scrivere di amori puri e incondizionati, sentimenti che tornano a far credere nell’amor cortese, nel cavalier servente dall’armatura scintillante e l’animo nobile, quello che si getterebbe tra i rovi e sfiderebbe i draghi per la sua pulzella. Ne “La mezzanotte degli angeli” ho raccontato di una profonda storia d’amore tra una ragazza di vent’anni e un angelo caduto. In genere mi piace che uno dei due abbia qualcosa che lo sleghi dalla realtà, che lo renda al di sopra di ogni parte, misterioso, affascinante, potente, protettivo e incondizionatamente innamorato… Tutto questo rientra nel fantasy, appunto!

 

D. Sei siciliana, ami la tua bellissima terra... so che stai scrivendo due romanzi, di cui uno ambientato in Sicilia. Ce ne vuoi parlare?

R. Quella del romanzo ambientato in Sicilia è una sfida con me stessa. Si tratta di un romanzo storico liberamente ispirato a una storia vera, quella di una persona a me profondamente vicina. L’ambientazione è una Sicilia profondamente scossa dalla miseria della guerra, perciò il periodo va dal 1929 sino ai giorni nostri. Si tratta di una biografia romanzata di avvenimenti che mi sono stati raccontati centinaia di volte nel corso degli anni e che adesso sento la necessità di mettere su carta, così che non possa andare mai perduta e che tutti possano leggere un esempio lampante di quell’amor cortese di cui parlavo pocanzi, di un amore capace di durare davvero nel tempo contro qualsiasi avversità. E questo non è fantasy, è la vera storia dei miei nonni.

 

D. E dell'altro romanzo cosa ci anticipi?

R. Il secondo progetto a cui sto lavorando già da circa sei mesi è un paranormal romance.  L’intero romanzo si struttura secondo un’alternanza temporale tra presente e passato, così che nel presente il lettore possa prendere atto delle vicende descritte e nel passato possa trovare giustificazione e senso di alcune scelte e di alcuni interrogativi che nei capitoli ambientati nel presente non trovano risposta. I protagonisti principali sono Alena ed Ethan, nati a poche ore di distanza da due amiche quasi sorelle. Il legame che lega i due protagonisti è unico e speciale al punto che riescono a comunicare persino telepaticamente. L’ambientazione è rigorosamente italiana (ogni mio libro è ambientato in Italia) e ho scelto una tenuta persa nelle campagne ascolane con frutteti, un maneggio, vigne da uva d.o.c. e una distesa di lavanda a perdita d’occhio.

Anche qui il tema principale è l’amore, l’amore in ogni sua forma. L’amore per la propria famiglia, soprattutto, che sarà il tema centrale dell’intero romanzo. L’amore per il proprio lavoro, per le proprie origini e l’amore incondizionato che lega i due protagonisti sin dalla nascita.

Voglio svelarvi, a riguardo alcune righe:

“[…] Il resto è storia… Beh, la stessa storia che riporta a quei trenta e trentuno marzo dell’ottantatré nel reparto di ostetricia dell’ospedale di Ascoli Piceno dove la vita di Amalia, mia madre, si spense appena tre ore dopo che lei e Dora si erano riabbracciate giurandosi amicizia eterna e dove io ed Ethan, nella stessa nursery  e in cullette adiacenti, ci scambiammo la prima occhiata oltre lo spesso strato di vetro infrangibile che ci divideva. Credo che fu proprio quello il momento in cui ci facemmo la solenne e reciproca promessa di esserci sempre, per sempre, l’uno per l’altra. […]”

Nel presente, tuttavia, entrerà in gioco un ulteriore protagonista maschile che metterà a dura prova gli equilibri familiari.

Amando molto il connubio sapori/parole, l’intero romanzo sarà pervaso dal profumo delle erbe con cui Alena e le sue zie creano tè e tisane e dai sapori peccaminosamente descritti dei dolci e dei biscotti che Alena, in quanto pasticcera, preparerà in grandi quantità per la sua tisaneria.

Perché paranormal? Diciamo solo che le protagoniste femminili di questo romanzo, belle e forti donne legate tutte da vincolo di sangue, nascondono qualcosa di… magico. Basti pensare che uno dei doni di Alena è quello di scegliere le spezie giuste per ogni suo cliente.

 

D. E come nasce in te l'idea di scrivere una storia? Ossia, cosa ti ispira di più della vita, i sentimenti che animano gli uomini o la loro intelligenza costruttiva?

R. Col tempo mi sono creata la bizzarra idea che le storie nascano su suggerimento dei personaggi stessi che un bel giorno, senza un preavviso preciso, decidono di entrare prepotentemente nella mente dello scrittore da loro prescelto suggerendogli una trama, un’ambientazione, i personaggi e la loro caratterizzazione. Il resto è facoltà dell’autore, è ovvio, tuttavia, che a dare il La sono i personaggi che vogliono prendere forma su carta, non c’è altra spiegazione.

Ovviamente anche questa è la spiegazione romanzata del vero modo in cui credo nascano le storie e cioè da stralci di vita raccolti in giro, da sogni inconsci, da sogni meno inconsci e anche da alcune paure da esorcizzare. Tutto ciò che mi circonda può creare le fondamenta per una storia che sì, nasce sempre da un input ma che poi, durante la sua stesura, assume connotati sempre nuovi e inaspettati.

Quando decidi di scrivere e di immergerti totalmente nella tua nuova storia, ogni cosa diventa fonte di ispirazione. Io personalmente giro sempre con un piccolo taccuino nella borsa in cui annotare delle frasi che mi vengono in mente mentre sono in auto o sto camminando per strada. A volte basta un oggetto in una vetrina a darti l’ispirazione, altre volte arriva guardando una montagna innevata sulla Salerno-Reggio Calabria o arriva senza una spiegazione precisa. Così mi scopro spesso a estraniarmi dal contesto che mi circonda dando ascolto a un dialogo mentale tra i miei personaggi che devo mettere su carta prima che svanisca e possa dimenticarlo. Essere scrittori, ho capito col tempo, ti aliena un po’ dalla vita vera. Probabilmente la parte più difficile tocca ai familiari che, inevitabilmente, vengono spesso tralasciati per un capitolo impellente, per un racconto che deve partecipare a un concorso e ha una scadenza precisa o, più semplicemente, perché quando si ha una vita nella testa da dover schematizzare e riprodurre su word, vivere soltanto la propria, quella fuori dal libro, diventa impossibile.

Scrivere è necessità, la necessità di dare sfogo a ciò che molti chiamerebbero soltanto fantasia ma che io definisco un dono: il dono di poter essere mille personaggi diversi in mille diversi contesti storici, con la possibilità di trascinare chiunque abbia il piacere di leggerti nei mondi che tu hai creato per loro. Questa è la soddisfazione più bella di chi ama scrivere, quella di emozionare, far ridere, far palpitare, far sognare e strappare una lacrima a chi legge.

 

D. Ami la lettura e una delle tue grandi passioni - poi ci racconterai pure delle altre... - è visitare le librerie e "depredarle", eppure qual è il romanzo che non vorresti mai scrivere per tema o trattazione?

R. La lettura è la magia inversa dello scrittore, è il piacere di lasciarsi trasportare in altre vite, altre dimensioni, altre storie e altri personaggi. È vero che amo depredare le librerie e che, ahimè, non bado a spese quando si tratta di libri. Negli ultimi tempi però ho scoperto il piacere e la comodità di leggere su un ebook reader e quindi mi ritrovo molto più spesso a “depredare” anche gli store online! Il risultato comunque non cambia. Per me non è importante il come né il dove ma soltanto leggere. A ogni modo è capitato spesso che alcuni libri letti in ebook abbiano avuto un significato talmente particolare per me che ho poi deciso di acquistarli anche in versione cartacea.

Da quando ho scoperto di amare la lettura (diversi anni fa) non ricordo un solo giorno in cui non ci sia stato un libro sul mio comodino o, più recentemente, un romanzo caricato sul mio ebook reader.

Per quanto riguarda il romanzo che non scriverei mai… Mah, diciamo che non mi piacciono particolarmente i fantasy alla Tolkien, i romanzi di fantascienza, i noir e i gialli… Ciò non toglie che potrei decidere di cimentarmi anche in uno di questi generi come del resto è già successo frequentando i corsi di scrittura creativa, proprio con Pragmata.

 

D. Per te è più importante farsi leggere o scrivere?

R. Farsi leggere dà un senso a ciò che scrivi.

Scrivere è indispensabile ma sapere che a qualcuno piace leggere ciò che scrivi è fondamentale per trovare lo stimolo a continuare anche quando la mente sembra totalmente annebbiata e l’ispirazione decide di abbandonarti per intere settimane.

 

D. E, per concludere e sempre restando nel tuo ruolo di scrittrice, qual è il tuo sogno nel cassetto?

R. Il cassetto, per fortuna, è ancora pieno di sogni. Uno di questi  è riuscire a vedere i miei libri sugli scaffali di tutte le librerie, a portata di chiunque venga attratto dalla loro copertina o dal titolo o semplicemente da quella strana alchimia che lega ognuno di noi a un determinato volume su un preciso scaffale tra mille altri libri. In fondo sono loro a sceglierci, no? Sono loro a capire di volerci raccontare la storia che contengono, loro a far sì che noi decidiamo di prenderli, studiarli, vezzeggiarli quasi con riverenza e poi portarli alla cassa.

Ecco, il mio sogno è proprio quello che i miei libri possano essere a portata di click e a portata di mano per chiunque essi decidano di adottare.

 

Grazie, Sara!

 

 

 

 

Francisco Javier Capitán Gómez, licenciado en Filología Románica y profesor de Lengua y Literatura de Enseñanza Secundaria, y autor de artículos, notas y reseñas sobre temas filológicos, lengua, literatura española y extranjera, que han sido publicados, entre otras, en la Revista de Literatura del C.S.I.C; en RILCE, de la Universidad de Navarra; en Dicenda, Revista del Dpto. de Filología Hispánica, UCM, o en Thélème, Revista del Dpto. de Filología Francesa, UCM. Ha colaborado con el grupo de investigación AMALTEA, de la UCM, sobre los mitos y su recepción actual, fruto del cual surgió el volumen colectivo, coordinado por el Dr. José Manuel Losada, Mito y mundo contemporáneo: la recepción de los mitos antiguos, medievales y modernos en la literatura contemporánea (2010, Bari). También ha publicado notas, traducciones y poemas en diversas revistas literarias, como “La sombra del Membrillo”, del IES Antonio López, de Getafe. Durante varios años ha colaborado con artículos y reseñas en el Boletín Informativo de Villanueva de Córdoba, localidad natal de sus padres. Como dibujante de cómics, ha elaborado ilustraciones para el Ayuntamiento de Getafe y para la Fundación Universidad Empresa. Desde el año 2008 frecuenta el mundo de los blogs y de las redes sociales. Desde entonces, gestiona y escribe varios blogs literarios, en uno de los cuales, entre 2011 y 2012, comenzaron a publicarse, en forma de novela seriada, las aventuras de su amigo, el detective Faustino Fandiño. Las tres novelas policiales El Caso del Muerto en el Armario (2014), El Caso de la Viuda Evanescente (2014), El Caso del Búfalo de Jade (2015) han sido publicadas por Edizioni Pragmata. Traductor del manual de escritura creativa Yo escribo.

P.: ¿Cómo nació en Ud. el deseo de escribir novelas policiales?

R.: Escribo desde mi adolescencia. Pero antes de mi afición a escribir, vino mi afición a leer. Quizá le sorprenda, pero lo primero que leí fueron cómics. En España los llamamos también “tebeos”, por una célebre revista, el TBO. Todos los domingos mis padres me daban un poco de dinero, la paga, y con eso me compraba chucherías y la nueva aventura de Mortadelo y Filemón, o de Zipi y Zape, o de Anacleto Agente Secreto, o de SuperLópez… de tantos personajes de las historietas españolas que llenaron mi infancia y adolescencia. Luego vinieron los libros. De un libro me iba a otro y luego a otro, saltando de autor en autor, de Poe a Borges, de Borges a Cortázar... Hasta que descubrí que el subgénero que más me gustaba era el de la novela policial, la novela negra. Tiempo después, cuando se pusieron de moda los blogs en Internet, me entraron ganas de escribir algunas historias de corte policial, pero con mucho humor de fondo y mucho de esos personajes de los cómics. Aquellas primeras novelas se publicaron en los blogs, casi un capítulo al día, escritas fundamentalmente para divertirme y para divertir a mis amigos.

P.: Creador del exitoso personaje serial Faustino Fandiño Alvarfáñez, investigador sui generis, que resuelve sus casos azarosamente entre peligros y riesgos notables. Humor e ironía en aventuras hard boiled, donde los encuentros del detective se alternan entre violentos criminales y dark ladies. ¿Se basó Ud. en alguna persona concreta para trazar la figura de este divertidísimo investigador? ¿y cuánto tiene de Ud.?

R.: Faustino Fandiño no se basa en ninguna persona real, por lo menos no conscientemente. Tiene mucho de esos personajes de tebeo que le decía antes. También se inspira en algunos personajes del cine y de la televisión como, por ejemplo, el Inspector Clouseau, de las películas de La Pantera Rosa. En el fondo es un personaje que parodia a los míticos detectives de la novela negra, especialmente a Philip Marlowe y a Sam Spade, que son los más conocidos, tanto en las novelas como en el cine negro. Algo toma también de la novela picaresca: Fandiño es un pícaro, porque nos cuenta su historia en primera persona, como los pícaros, pero en vez de pelearse con la vida para sobrevivir y dejar de pasar hambre, va de aventura en aventura (o mejor dicho, de desventura en desventura), investigando el caso que se le presenta y, a pesar de sus mil desgracias y torpezas, consigue salir triunfante de cada peripecia que afronta. Por último, cabe decir que Fandiño tiene también bastante de mí mismo. Me reconozco como un hombre torpe, enamoradizo, romántico, idealista, optimista… Son algunos rasgos propios de mi personalidad que le he transferido a Fandiño, aunque él es mucho más paciente y perseverante que yo, que no aguantaría tanto como él.

P.: ¿En qué forma le surge la inspiración creativa de una nueva historia? o sea ¿hay algún acaecimiento de crónica que le sugiere la trama o escribe "in progress", construyendo mientras narra?

R.: Las historias de Fandiño surgen poco a poco, en forma de escenas que nacen en mi imaginación. Normalmente no suelo basarme en sucesos de la actualidad, sino en los temas clásicos de las propias novelas policiales. Por ejemplo, la primera que escribí, “El caso del muerto en el armario”, era de principio a fin una parodia de la típica historia de novela negra en la que una mujer sospecha de su marido y luego la trama se va complicando. En la segunda, “El caso de la viuda evanescente”, quise introducir al personaje en un ambiente más cerrado, con elementos fantasmagóricos. Por último, en la tercera, “El caso del búfalo de jade”, me apetecía que el crimen no fuese un asesinato, sino la caza de un famoso ladrón de guante blanco. En todas se aprecian esos rasgos de parodia, de caricatura del género, hecha siempre desde el respeto y la admiración. En cuanto a mi método de escritura, suelo esbozar en un cuaderno las líneas fundamentales de la trama que voy a escribir, los personajes, etc., y luego me lanzo a redactar, dejando volar libre mi imaginación y revisando al final lo escrito. Ya sabe que, según algunos, hay dos tipos de escritores: los de mapa y los de brújula. Creo que soy escritor de brújula. Me hago un pequeño mapa inicial pero luego me pierdo en el bosque de la escritura, para dejar que los personajes y acciones me sorprendan.

P.: ¿Cuál es su autor preferido de novelas policiales? ¿y por qué?

R.: Tengo muchos autores favoritos, por distintas razones. He de confesar que al primero que descubrí y leí a fondo fue a Sir Arthur Conan Doyle. Cuando tenía 14 años una editorial española sacó varios volúmenes de este autor con las historias completas del célebre Sherlock Holmes, personaje que admiro muchísimo, y me entretenía leyéndolas, de modo que supongo que me habrá marcado para siempre. Pero me gustan otros muchos, cada cual en su estilo, con sus historias y personajes. Aquí no puedo dejar de citar a uno de mis favoritos, el inglés G. K. Chesterton, un autor realmente excepcional, aunque sus cuentos policíacos del Padre Brown sean muy peculiares. De los autores de la novela policial en su época clásica también admiro a Agatha Christie, la Reina del Crimen. Y, cómo no, a los maestros de la novela negra norteamericana: Dashiell Hammett y Raymond Chandler, que fueron dos excelentes escritores. Pero me gustan otros muchos, también de la novela negra actual. La lista sería casi infinita.

P.: ¿Cuándo se dedica a escribir, en qué horario y dónde, y cómo prefiere hacerlo, con las teclas de un ordenador o con bolígrafo y papel?

R.: Como ya comenté antes, una vez que surge en mí alguna idea que pueda servirme para una novela, suelo apuntarla en papel. Me hago una pequeña sinopsis de la trama, con los personajes principales, alguna escena concreta y las líneas de acción fundamentales. Empiezo, pues, con bolígrafo y papel, y luego paso a teclear en el ordenador, dejando que la imaginación vaya completando la historia, que se vaya escribiendo ante mi. Escribo en un pequeño despacho que tengo, normalmente por las tardes (por las mañanas trabajo). Suelo aprovechar los fines de semana y los veranos para completar las novelas que he iniciado durante el curso. La premisa esencial es que lo que escriba, sea lo que sea, me resulte divertido pues considero que si a mí me entretiene algo de lo escrito, tal vez consiga divertir al lector que se acerque a las páginas de la novela. Por supuesto, realizo a posteriori la siempre ardua e ingrata labor de corrección, cambio cosas, quito algunas e introduzco otras, procurando siempre que la historia sea amena, intentando que el lector pase un rato entretenido leyendo.

P.: En sus novelas policiales se repite siempre el motivo de la imprevisibilidad a resolver el caso, ¿casualidad o equilibrio que domina el devenir? ¿Se considera Ud. persona optimista?

R.: Cierto, tiene usted razón. Creo que una historia imprevisible tiene más posibilidades de enganchar al lector, de conseguir que quiera seguir leyendo. No es fácil cerrar una novela, cualquier novela en general, como tampoco es fácil cerrar una novela negra. Me gusta que el final tenga algún elemento sorprendente, aunque no siempre lo logre. Eso puede ser fruto de la casualidad existente en la propia vida, del azar que a veces observamos en nuestra propia existencia. Aunque hay unas reglas, unas normas propias de la novela negra que difícilmente se pueden transgredir. Me refiero a que, en general, los lectores de novela negra quieren que el criminal sea descubierto y capturado, que se imponga la Justicia, cosa que en la vida real no suele darse, pues vemos que muchos crímenes quedan impunes, sin resolver. En fin, me considero una persona optimista y trato de transmitir ese optimismo, ese buen humor, en mis novelas, a pesar de que la vida esté llena de desgracias y tragedias.

P: ¿Cuál es el libro (o los libros) que pueblan actualmente su mesita de noche?

R.: Ahora estoy leyendo varios. Algunos de novela negra, de un autor que he descubierto hace poco y que me gusta bastante: el irlandés John Banville, que firma sus novelas policiales con el pseudónimo de Benjamin Black. Recomiendo especialmente las novelas que protagoniza su personaje del doctor Quirke. Fuera del género de la novela negra, estoy leyendo la novela “Nunca me abandones”, de Kazuo Ishiguro, el último premio Nobel de Literatura.

P.: Quien le conoce sabe de su grandísima admiración por el padre de la novela moderna, Miguel de Cervantes, pero ¿entre los autores vivientes quién le apasiona?

R.: Adoro a Cervantes porque, como bien dice usted, es el padre de la novela moderna. Todos los novelistas posteriores se inspiran, de un modo u otro, en el rico mundo cervantino. Entre los autores vivos españoles me apasiona Eduardo Mendoza, que es el creador de un detective muy peculiar, sin nombre ni descripción, una especie de fantasma, protagonista de algunas novelas suyas muy divertidas, las cuales, en cierto modo, también han influido en las mías. También me gusta mucho Mario Vargas Llosa, un grandísimo escritor, magnífico novelista. Entre los autores extranjeros de hoy en día, me interesan varios, muy dispares, la mayoría novelistas, como Alice Munro, Philip Roth o Haruki Murakami.

P.: ¿Con cuál personaje de la literatura mundial de todos los tiempos le gustaría pasar una noche en la cena?

R.: ¡Me encanta la pregunta! Pues si fuera para verle en acción, tal vez quisiera pasar la velada con mi admirado Sherlock Holmes, pero si se trata de pasar la noche cenando, seguramente escogería a la heroína de una novela realista. Tal vez a Emma Bovary, a Anna Karenina o a Ana Ozores, la protagonista de “La regenta”, de Leopoldo Alas, Clarín. Me gustaría conocer a alguna de ella, charlar animadamente, compartir la cena y, si una de esas interesantísimas damas lo desease, que me relatara sus mundanas preocupaciones y sus deleites amorosos.

P.: Sus lectores aficionados a los casos de Faustino Fandiño esperan la salida de su próxima novela, ¿está ya pensando en ello?

R.: La próxima novela de Fandiño está ya ideada, tiene título (“El caso del asesino en serio”) y el argumento general, así como la trama y los personajes, figuran apuntados en papel. Por cuestiones personales y laborales (mi profesión como docente me quita más tiempo del que quisiera), aún no he podido seguir redactándola, salvo los primeros capítulos, que ya están escritos. Espero tenerla para el año próximo. También tengo en mente escribir un libro con historias breves de Fandiño, a modo de cuentos policiales, con aventuras más cortas, pero con el mismo espíritu humorístico, de parodia y homenaje al género de la novela negra.

 

(14 dicembre 2017)

 

 

 

Nata in provincia di Cremona, Mariella Bernio risiede fin da giovanissima nell'hinterland milanese. Attiva nel volontariato in diversi ambiti, con particolare propensione all’assistenza di bambini e anziani, coltiva diversi hobby, quali la passione per la natura, il giardinaggio, i viaggi e la lettura.

Scrittrice e poetessa prolifica, attenta osservatrice di quei fili invisibili che legano le persone nei loro rapporti e che si concretizzano in gesti e comportamenti, trae ispirazione dal senso della vita, traducendola in versi pregni di sentimento.

Nel 2012 pubblica la raccolta E le stelle graffiavano il cielo, seguono Saudade (non solo poesie) e la raccolta di poesie Cieli Di Versi (gds ed). Altre sue liriche sono pubblicate in antologie collettive di Aletti e di Ursini. Nel 2015 con i tipi di Pragmata pubblica Di donne e di Amori, poesie; e Sotto quel grembo di cielo, omaggio ai luoghi e persone d’infanzia; nel 2016 la raccolta di poesie Paesi di bruma; nel 2017 la raccolta di poesie Così io ti amo.

Riconoscimenti letterari concessi a Mariella Bernio per le sue opere:

2013 - Primo premio al Concorso Nazionale La Tavolozza Mezzi di Pontedera con le poesie “Ricordi” e “Portami la mimosa”; Primo premio al Concorso Internazionale Chimera d’Oriente a Giffoni V.P. per la poesia “Il sentiero dei larici” e menzione speciale per la poesia “Il ritorno del soldato”; Targa di merito al Concorso Alda Merini, Accademia dei Bronzi di Catanzaro, per la poesia “Amami”; Coppa di merito al Concorso internazionale Finestra Eterea per la poesia “Dimmi dove”.

2014 - Secondo premio ex aequo Concorso Alda Merini, Catanzaro, per la poesia “Uomini”; Primo premio Concorso La Tavolozza Meozzi, Pontedera, per la silloge “Di donne e di amori” ; Coppa speciale al merito al Concorso indetto dall’ “Università della Pace” per la poesia “Uomini”, Premio della Regione Campania, Premio del Presidente, Premio Chimera d’Oriente al Concorso “Chimera d’Oriente” Giffoni Valle Piana per la poesia “Io so volare”; Premio Villa Bruno, San Giorgio a Cremano per la poesia Estemporanea; Targa d’oro per la Poesia per Salvo d’Acquisto al Concorso Universum A. Abruzzo per la poesia “Stabat mater”.

2015 – Primo Premio al Concorso Internazionale Europa di Lugano per la poesia “L’uomo nero”; Primo Premio al Concorso nazionale Tavolozza Meozzi, Pontedera, per il libro edito di poesia “Cieli di versi”; Primo Premio al Concorso Salvo D’Acquisto, Pescara, per il libro edito “Di donne e di amori”; Finalista con targa di merito al Concorso Merini, Accademia dei Bronzi Catanzaro, con la poesia “Stabat mater”; finalista premiata al concorso Villa Bruno, città di Empoli, con la poesia “Il cielo è a due passi”.

2016 - Menzione d’onore Universum Basilicata con le poesie “Scarpette rosse”e “Clochard”; finalista al Concorso Meozzi con la raccolta poetica “Di donne e di amori” e con la poesia “L’ultima notte di Said”; Premio speciale Universum Academy, Lugano - Switzerland, per la poesia inedita “Sera d’angeli di pietra”; inserimento nel Calendario Artistico dell’Accademia dei Bronzi e nell’opera “Repertorio Arte e poesia”; Primo premio assoluto “Città di Viterbo” per il libro edito “Paesi di Bruma”; Quarta classificata “Accademia delle Muse” - Berlizzi;

2017 - Premio speciale della Presidenza Universum Switzerland per il libro edito “Paesi di Bruma”. Premio Menzione d'Onore per la poesia “Amore malato, amore assassino” e Attestato di Benemerenza per meriti artistici Concorso Merini – Catanzaro; Inserimento nel Calendario artistico 2018 - Accademia dei Bronzi.

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D.: Qual è stato il suo primo approccio alla poesia?

R.: Il mio primo approccio alla poesia risale all'infanzia. Il nonno materno, che viveva con noi, mi recitava a sera brevi poesie; alcune, semplici e bucoliche, inventate al momento per me. Anche papà, di cui avevo soggezione, mi intratteneva, a volte, recitandomi Carducci, un poeta da lui molto amato. Così, pur non sapendo ancora leggere né scrivere, mi affacciavo ad un mondo che mi affascinava e tanta era la mia voglia di leggere e scrivere che imparai in fretta.

D.: C'è un poeta che può considerarsi formativo nella sua formazione poetica?

R.: Adolescente, mi innamorai di Emily Dickinson, per quel suo modo di scrivere breve, originale nel linguaggio, pur semplice ma metaforico, diverso rispetto ai versi dei poeti che avevo conosciuto sui banchi della scuola elementare. Successivamente mi accostai agli ermetici, con una spiccata ammirazione per Salvatore Quasimodo, non meno di Giuseppe Ungaretti.

D.: Pensa che la prosa sia meno espressiva della poesia?

R.: Credo che la poesia possa trasmettere emozioni in maniera più immediata ed evocativa, ma ci sono molti testi di prosa che potrebbero benissimo smentirmi.

D.: Se dovessimo giudicare il peso della poesia dal suo impatto sul mercato, non gli potremmo prestare molta fiducia. A cosa serve, secondo lei, la poesia?

R.: La poesia nasce da un atto creativo e gratuito, che sfugge ad ogni logica commerciale. È emozione, bellezza, sentimento, viaggio dell'uomo nell'uomo. È strumento di sensibilizzazione, credo. Non si piega al calcolo e al profitto, ma coglie e dona le pulsazioni della vita, si ferma sulla bellezza di un fiore come sul dolore di un vecchio, e ride, piange, urla, mormora, racconta e regala ad ogni rilettura una emozione differente.

D.: Riguardo la sua poesia, ossia linguaggio e musicalità, cosa ci può dire a livello compositivo?

R.: Non so dare una connotazione precisa alla mia poetica, ma credo che nel tempo si sia modellata sull'esperienza del mio vissuto e probabilmente anche le molte letture hanno influito. Mi hanno definita “pittapoeta” , ma anche “poeta dell'anima”: uso un linguaggio semplice, ma non semplicistico, armonioso credo. Non amo le poesie tetre e cupe, ma racconto il dolore come parte della vita, così come l'amore.

D.: Cosa ne pensa della disarticolazione della grammatica, spesso operata in poesia, per dare maggior risalto al linguaggio?

R.: Rifuggo da tutto ciò che è costruito a tavolino, con l'intento di essere originali e stupire, la ricerca macchinosa di “paroloni” e di nonsense. La licenza poetica consente anche certe disarticolazioni grammaticali, laddove e solo dove c'è Poesia.

D.: Qual è il miglior modo per concludere una poesia? C'è una formula che la caratterizza?

R.:  La chiusa, in una poesia, è molto importante: determina, spesso, il punto di gradimento della stessa. Personalmente non ho una formula a cui mi attengo, ma certamente ne ho molta cura.

D.: Quali sono per lei i temi di maggiore ispirazione poetica?

R.: Le mie poesie nascono sempre da un'esigenza di liberare le parole che, spinte da un'emozione forte, urgono, spingono, chiedono di “vedere la luce”. E spesso scrivo non sapendo bene dove andrò a finire. Accade che i miei versi si “scrivano da soli”, ispirati dalla realtà che mi circonda, dall'empatia che mi riconosco, dalla ricerca dell'essenza della vita, umana e non solo.

D.: Crede che i sentimenti siano universali e quindi proponibili a tutti attraverso la poesia? oppure la poesia è strumento di sensibilizzazione?

R.: La poesia è, anche, strumento di sensibilizzazione. Certamente lo è, anche se non deve essere lo scopo del suo esistere.

D.: Secondo Gabriel García Marquez "la vita non è quella che si è vissuta ma quella che si ricorda per raccontarla", le appartiene questa impressione?

R.: La vita è, infine, il ricordo dolce o amaro che ci racconteremo “a sera”, ma ora la vita è quella che stiamo vivendo, seminando perché poi, noi o qualcuno dopo di noi, possa raccogliere.

(17 dicembre 2017)

 

 

 

Enrica Santoni-Rothfuss è nata a Leno (Brescia) e vive in Germania.

La sua forte formazione letteraria le ha permesso di confrontarsi con continuità sin dal liceo alla letteratura internazionale.

Si è laureata in lingue e letterature straniere all’Università Cattolica di Brescia e, in seguito, anche presso la Karls Eberhard Universität di Tubinga (Germania). Ha conseguito una specializzazione in didattica steineriana alla Freie Hochschule di Stoccarda.

Nel 2011 ha pubblicato una prima raccolta di poesie giovanili, intitolata "Straripavano i versi" ed. Pragmata, e nel 2018 “Tra terra e cielo”, seconda raccolta, frutto della sua produzione più recente.

Sposata con un tedesco, ha quattro figli. È insegnante di lingue straniere ed educatrice sociale. Si dedica con diletto alla poesia, alla pittura, alle creazioni manuali e alla musica all’arpa irlandese.

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D.   Dalla raccolta “Straripavano i versi”, trenta poesie divise tra adolescenza, giovinezza ed età adulta, ciò che appare subito al lettore è una forza dirompente che anima la tua spiritualità di poetessa nel suo continuo evolversi, per divenire corpo unico con il tutto cosmico in un processo di crescita e superamento di livelli via via sempre più ardui quanto purificatori. Accade lo stesso leggendo “Tra terra e cielo” dove, tuttavia, la tua coscienza d’autrice sembra mitigare lo stupore dell’anima di quanto è dovuto all’individualità dell’essere nella sua progressiva accettazione dell’universalità, seppure nel suo contendersi “tra terra e cielo”.

Enrica, quanto questa nuova coscienza è stata influenzata dall’approccio agli studi steineriani? Oppure l’avvicinamento all’antroposofia è stato per te un corollario di un sentire da sempre presente?

 

RBella domanda. Sì, l’avvicinamento all’antroposofia è stato un approccio naturale, un richiamo verso la mia vera essenza e il mio vero sentire. Chiaramente, poi, dopo essermi avvicinata ho potuto crescervi in modo più ortodosso. Ma è la mia natura innata che mi ha portata lì. Tanto è vero che le poesie del mio primo libro – Straripavano i versi - le ho scritte da ragazzina e quindi ancora ignara della filosofia steineriana.

 

D.    L’ispirazione che anima i poeti alla composizione di versi è spesso dovuta a suggestioni climatiche, paesaggistiche oppure del cuore nella sua ricerca d’amore. Nelle tue poesie c’è l’esperienza di vita che dà forma ai versi. Cosa ti emoziona di più del mistero della vita?

 

R.   Il fatto che ci sono infinite morti e mille rinascite. E ho detto tutto.

 

D.    Sei artista figurativa e plastica, musicista, poetessa, figlia, madre e moglie, sorella e amica, insegnante e apprendista. Cosa ti emoziona nello svolgimento di questi molteplici ruoli che caratterizzano la tua poliedricità di donna?

 

R.    Mi emoziona il fatto di scoprire ogni volta un qualcosa di nuovo di me stessa e del mondo. Io gioco anche lavorando. Faccio esperimenti per continuare a vivere. Cerco la novità per essere stabile. Mi piace creare, inventare, provare. Stupire. E così mi sento come fossi immortale.

 

D.   Secondo il tuo giudizio esiste la felicità come stato d’animo? E come descriveresti a un alieno in visita sulla Terra questo umano sentire?

 

RLa felicità esiste. Anche quando si è tristi. La felicità la linfa vitale. Anche quando ci si sente morti. La felicità è il pulsare del cuore. Lei vince sempre. Ad un alieno direi: la felicità sulla terra è lo svegliarsi ogni alba con una nuova possibilità, una nuova occasione. È il ritorno delle stagioni, dopo gli inverni lunghi. La felicità è la poesia, anche quella più lacerante.

 

D.   Quali sono gli ideali che orientano la tua condotta di vita e quanto influiscono sul tuo manifestarti artistico?

 

R.   Non ho ideali ben precisi. Mi sono solo staccata dalle mille convenzioni e vivo alla giornata cercando la bellezza e la gratificazione. Ho optato per la mia libertà personale e spirituale. Vivo in modo rispettoso nei confronti dei miei simili e del mondo ma ho accettato la mia condizione di spirito libero. E questo mi porta ad essere molto creativa e produttiva. È il mio modo di esprimere la mia condizione e di fare sentire la mia voce.

 

D.   I poeti leggono i poeti. Quale poeta della letteratura italiana o straniera ti piace leggere maggiormente? e perché?

 

R.    I miei idoli giovanili erano Coleridge, Keats, Shelley. La loro cosiddetta – Imagination – mi ha sempre affascinata e ispirata. C’è da dire che consumavano anche oppiacei. Ma non importa. Hanno scritto esattamente dei mondi che io sento dentro, pur non consumando nessuna sostanza. Poi anche i poeti maledetti francesi e gli ermetici italiani mi toccano l’anima, il cuore, il sangue.  Dei poeti contemporanei leggo un po’ di tutto, ma la magia dei miei – classici – è per me unica.

 

D.    Tralasciando il fatto che spesso il cibo è spazzatura… Seneca dice “la solitudine è per lo spirito ciò che il cibo è per il corpo”.

Quand’è che ti raccogli con te stessa per scrivere, dipingere, scolpire o suonare? Ci sono momenti della giornata che, propiziati dall’orario o dall’assenza di altre persone, ti inducono a riflettere o a esprimerti in modo più libero per la tua interiorità spirituale?

 

R.     Stranamente io creo sempre, a qualsiasi ora, indipendentemente da chi ci sia o non ci sia in casa. Chiaramente, se sono al lavoro non posso, ma a casa, se sono ispirata, non mi ferma nulla.

 

D.     Sei madre e sei insegnante. Cosa doni e cosa ricevi in dono attraverso questi tuoi ruoli sociali ma anche affettivi?

 

R.     Voglio donare la mia energia positiva, la mia voglia di vivere e scoprire fino in fondo la vita e il desiderio di vivere davvero in modo dignitoso e passionale. Voglio trasmettere la curiosità che mi caratterizza da sempre, il desiderio di conoscere, capire e interpretare la vita. Ricevere, non so … non mi sono mai posta molto questa domanda. Penso che, nel momento in cui io possa donare, possa anche ricevere indietro l’energia trasmessa. E così sento almeno di avere un ruolo anche io qui. Di dare un senso alla mia esistenza.

 

D.    Tornando alla tua produzione poetica un raffronto tra quella attuale e la precedente è inevitabile. Versi preferibilmente segnati dalla brevità di un singolo vocabolo, incisivo e perfetto nel suo significare, nella poesia di oggi, contro versi più estesi che misurano le frasi della mente e del cuore nella poesia di ieri. Appare quasi come scansione temporale del sentire: l’eternità di oggi contro la fuggevolezza di ieri, le certezze di oggi contro la ricerca di ieri.

Pensi che questa lettura ti corrisponda? Credi nella saggezza donata dall’esperienza? E, se sì, quanto è di aiuto per trovare la serenità?

 

R.     L‘esperienza è fondamentale, certo, e io di esperienze ne ho avute tantissime, sia fantastiche che terribili. La poesia mi permette proprio di lasciare uscire il flusso delle mie esperienze sia di vissuto pratico che spirituale e certamente sono molto catartiche. La poesia mi mantiene in vita. Sì.

Le mie nuove poesie sono come stilettate di emozioni e vissuti che dono per scuotere tutti a lasciarsi andare all’essere miracolo di cose fantastiche e anche di dolori atroci.

 

D.    A conclusione di un’intervista dal sapore filosofico, ti chiedo, infine, cosa ti fa ridere con leggerezza?

 

R.     I miei figli. Per fortuna ci sono.

 

(25 maggio 2018)

 

 

Intervista all’autore Carlo Alberto D’Alatri in occasione dell’uscita del libro Come si dice quando…I neologismi di Carlo Alberto D’Alatri

Compositore, umorista, performer, Carlo Alberto D’Alatri scrive e si esibisce per i più noti esponenti della comicità italiana.

È stato direttore artistico e fondatore nel 1989, insieme a Raffaele Polese e Massimo Guelfi, dell’Acquofono Club, tempio per oltre vent’anni del cabaret capitolino. Dal 2006 collabora alla trasmissione 610 di Lillo & Greg su Rai Radio2 con la sua rubrica I neologismi di Carlo D’Alatri, molti dei quali raccolti in questa opera.

D: “Come si dice quando...  I neologismi di Carlo Alberto d’Alatri”, com’è nata questa divertente raccolta?

R: Da molti anni ormai lavoro su Radio2Rai per la trasmissione comica condotta da Lillo &Greg: “610”. È qui che mi diverto da pazzi, curo e presento le mie numerosissime rubriche, ne ho fatte e ne faccio continuamente. Una di queste si chiama “I neologismi di Carlo D’Alatri“ dove presento i miei neologismi che ho pensato di raccogliere ora in questo piccolo dizionario.

D: Per offrire a chi ci legge un’idea maggiore di questa tua creazione letteraria, potresti anticipare una delle voci in essa contenute?  (parla anche delle categorie)

 

R: È incredibile come un determinato problema che ci affligge possa ai nostri occhi variare dimensione, crescere, ingigantirsi, per poi sgonfiarsi fino a diventare un’inezia la mattina seguente (o viceversa).

Mi sembra veramente una buona notizia per tutti noi, sapere che siamo i possessori della pompa che gonfia o sgonfia, proprio come per un palloncino.

Ecco, ho pensato che questo fenomeno, evidente a tutti, abbia bisogno di essere semplificato in una sola parola: “lumiachia”. Usare questo termine può servire, credo, per avere un migliore rapporto con i nostri problemi.

Non mi prendete troppo sul serio comunque, il mio è un libro umoristico da tenere in salotto, e sfogliare a casaccio con gli amici, un po’ per riflettere ma soprattutto per ridere dei nostri comportamenti, abitudini, e mettere al microscopio quegli attimi di vita che sembrano così scontati ma in realtà meravigliosamente interessanti.

Sono fotografie su persone, oggetti, situazioni che dovevano essere chiamate in qualche modo, avevano il diritto di un nome, ed io gliel’ho dato.

La raccolta di questi vocaboli è divisa per categorie, ce ne sono diverse: c’è la “parcheggiologia” che parla dei parcheggi metropolitani, o la “psicologia degli oggetti” che indaga sul comportamento misterioso di un motore guasto che smette sistematicamente di fare il difetto davanti al meccanico, insomma ci sono molte categorie ma ... non vorrei dirvi ancora di più…

D: Sebbene ci conosciamo da oltre quarant’anni, quarantaquattro per l’esattezza, ti chiedo a nome del pubblico interessato al libro e a chi ti segue, soprattutto in relazione con i temi trattati da Come si dice quando…, cos’è che rilevi o detesti nelle manifestazioni e azioni delle persone o della società?

R: Il conformismo. Mi sembra il contrario esatto della fantasia: stiamo entrando in un'era tristemente povera di fantasia. Nel mio libro sostengo che gli oggetti pensano, soffrono, gioiscono ed hanno un loro carattere. Non so se sia proprio vera questa visione ma so che vederla così è indispensabile per creare nuove connessioni nella nostra mente e so che per sperare in un mondo nuovo abbiamo bisogno di nuove connessioni, cioè di idee nuove.

D: Quali sono per te i valori della vita? E i disvalori?

R: Credo che in cima a tutte le priorità ci sia il rispetto verso la nostra casa terra, verso il nostro pianeta e tutto il creato. Come e chi lo ha fatto non mi interessa molto, da millenni l’umanità perde tempo e combina guai nel tentativo di capire questo mistero. Credo invece che il principale disvalore sia proprio la macchina economica con la quale stiamo interpretando la nostra esistenza, tutto dipende dall’economia e finché i soldi saranno il nostro Dio, nulla potrà mai cambiare e salvare questa stupenda creazione. 

D: Cosa ti annoia?

R: Quelli che sono convinti. Non voglio passare il mio tempo con chi ha le idee troppo chiare. 

D: Cosa ti diverte di più?

R: Mi piace mettere in dubbio tutto, anche quello che sto dicendo adesso. È per questo che adoro la comicità “non sense” o come la chiama qualcuno “demenziale”, che è poi quella che trovate in “come si dice quando…” mi piace prendere in giro, dissacrare, molestare e rivoltare le cose per cercare di guardarle sempre con occhi nuovi. 

D: Tanti anni fa tuo padre mi raccontò che un giorno che vi trovavate in un grande magazzino di Roma, piccolissimo di età, ti mettesti a suonare su di un pianofortino giocattolo che era in esposizione, deliziando tutta la clientela presente. Oggi pianista e compositore, cantante e interprete di cabaret come interpreti questa tua inclinazione artistica e musicale, pensi che sia per te un modo di comunicare oppure un modo di essere?

R: Forse un modo di essere. Spesso non ho bisogno di comunicare quello che invento, lo faccio per me, perché mi diverto. Succede poi che a qualcuno piace, meglio così. 

D: Come hanno accolto questo libro tuo figlio e le persone a te più vicine?

R: Sono fortunato. La vita mi ha regalato amici, familiari e persone stupende accanto, credo che questo sia veramente un successo, il resto conta poco. Le persone più vicine hanno preso sicuramente questa mia attività come un’altra delle tante “follie” di Carlo e come sempre… mi hanno apprezzato, ma soprattutto sopportato (!) 

D: Pratichi la meditazione buddhista, coltivi un orto, e sei un gran lettore. Cos’è la serenità?

R: È solo non cercandola che si trova la serenità. Per questo sto cercando da una vita di togliermi il vizio di cercare: all’orto, in meditazione o leggendo ci riesco un po’. 

D: Se un tuo desiderio potesse mai essere esaudito, cosa chiederesti per il pianeta in cui abiti?

R: Credo che se ognuno di noi abbandonasse le proprie convinzioni non ci sarebbe più nessuno che abbia ragione o torto e quindi i conflitti finirebbero. Credo che sia proprio la comicità una strada buona che ci aiuta a non credere troppo e a ridere di tutto, soprattutto di noi stessi. Se un Islamico e un cristiano dicessero ad esempio “forse la mia è la vera religione” diventerebbero subito amici. C’è un urgente bisogno di salvare il pianeta e non si può fare litigando tra di noi.

(16 dicembre 2020)

 

 

 

Intervista all’autrice Emanuela Vacca in occasione dell’uscita del suo thriller storico “I peccati di Sant’Eustorgio”. L’intervista è a cura di Monica Palozzi.

Emanuela Vacca, nasce a Milano, è scrittrice e fotografa. Nel 2004 vince il premio letterario Marguerite Yourcenar e nel 2005 Angela Starace coi racconti “La tana” e “Noi due”. Dal 1996 fino al 2003 collabora con le riviste letterarie Cafè Matique, Zero Est, Clippers, Hevelius Web Magazine. Pubblica la raccolta di racconti “Scritti tra la penna e la Luna” e varie novelle. È inoltre curatrice d'immagine, collaboratrice fotografica per guide turistiche, cataloghi di arte ecologica e giurie fotografiche per i comuni di Cassano d’Adda e Treviglio. Nel 2016 pubblica la prima edizione di “Vanina la Zoppa” con Meravigli Editore, la seconda edizione su Amazon “Storia di una strega, Vanina la Zoppa”. Con la Collana women@work di Bertoni Editore, pubblica il giallo “Invito a cena con delitto”. Nel 2021 pubblica il romanzo storico “Martha l’Adultera”. Dal 2018 è Direttore Artistico della compagnia teatrale Il Sentiero delle Streghe con cui porta in scena “Vanina la Zoppa” con spettacoli nei Castelli di Pandino, Pagazzano, Cassano d’Adda, Trezzo sull’Adda e Urgnano. Vive a Rivolta d'Adda. Recentemente ha pubblicato con Edizioni Pragmata “I peccati di Sant’Eustorgio” un’opera aperta, la cui natura soddisfa diverse tipologie di lettori, essendo romanzo storico, filosofico, di avventura, sentimentale, thriller e d’indagine investigativa. Il romanzo ha un andamento narrativo dinamico, animato prevalentemente da dialogo diretto che rende agevole e mai pesante la lettura, riuscendo a veicolare informazioni e descrizioni direttamente dalla voce dei personaggi. Padre Umberto da Parma, priore del Convento di Sant’Eustorgio, in cui vive la comunità dei Padri Predicatori che dirigono la sede milanese del Tribunale dell'Inquisizione del Sant'Uffizio e dove si tengono i processi per eresia e stregoneria, incarica l’inquisitore Fronimo Verri di fare luce sul delitto di un confratello trovato assassinato in sacrestia in un tardo pomeriggio invernale. La trama narrativa rivela un sistema strutturale complesso ma dinamico in cui con molti colpi di scena si svelano e dipanano le vicende e i ruoli dei vari personaggi, conducendo l’investigatore e il lettore all’interpretazione degli indizi sino a giungere all’individuazione del colpevole e alla risoluzione del caso.

 

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D. La scrittura è comunicazione, dunque chi scrive vuole trasmettere un messaggio al lettore.
Qual è il Suo messaggio?

 

R. Scrivo da molti anni, nasco come articolista di storia e ho sempre scritto per piacere personale. Sicuramente divulgo il mio pensiero, ma è del tutto inconsapevole. Nei miei romanzi c’è molto di me, ma il mio è un universo individualista, dove se un messaggio c’è non è consapevole. Amo molto la storia e, da ricercatrice, non giudico ma mi limito a cercare la verità e carpirne i meccanismi coi miei modesti mezzi. Ho un rapporto molto esclusivo coi miei libri ed anche possessivo, ovviamente spero che piacciano, ma non scrivo per avere consenso o comunicare. Scrivo per me stessa.

 

 D. Il romanzo è ambientato al limitare del XV secolo, soglia che determina il passaggio dal medioevo all’evo moderno, recando con sé superstizioni e credenze oscurantiste ma aprendosi ad una nuova coscienza che anela alla conoscenza e che si volge alla scienza e al confronto politico e sociale.

Quali sono state le Sue fonti di ricerca, quelle che l’hanno portata a disegnare nitidamente le diverse mentalità dei personaggi del romanzo?

 

R. Il Medioevo è un periodo di luminosità misconosciuta e incompresa, o semplicemente censurata per la portata rivoluzionaria del pensiero che uomini e donne di grande ingegno hanno contribuito a rendere con tutta probabilità l’era più profonda della storia dell’umanità. Le credenze oscurantiste appartengono anche al presente, direi forse soprattutto. Se la storia l’avessero raccontata i diretti protagonisti, oggi avremmo un pozzo di fonti molto moderne e profonde. Purtroppo non sapremo mai quanti menti illuminate furono date in pasto all’oblio, donne e uomini eruditi e dal sapere profondo, sottovalutati e dimenticati, che avrebbero potuto cambiar il corso della storia e far emergere messaggi molto diversi da quelli che sono arrivati a noi. Spesso mi tocca sentire la frase “Non siamo nel Medioevo”, come se fosse un periodo da cancellare, buio e ignorante. Non è stato affatto così e ci tengo molto a precisarlo. Le mie fonti di ricerca sono state quelle canoniche: archivi storici e diocesani, biblioteche anche online, molte interviste e chilometri a piedi. Infiniti sopralluoghi nelle zone di ambientazione, memorizzando anche grazie alla fotografia i dettagli che mi servivano per la costruzione della trama. Tanto studio dei grandi storici milanesi del medioevo.

  

D. Personaggi realmente esistiti e personaggi di creatività letteraria interagiscono con successo e logica narrativa sulla scena del romanzo.

Aveva ideato a priori la trama oppure ha costruito il romanzo durante la sua stesura come se gli eventi si susseguissero liberamente nell’accadere?

 

R. Solitamente mi faccio condurre dai personaggi, che, man mano che procedo nella stesura del romanzo, mi indicano il cammino. Ho provato a costruire una storia partendo da una impalcatura iniziale ma finisco sempre col modificarla. Grazie alle interazioni dei personaggi che vivevano la realtà nel loro contesto, a volte percepivo il loro mondo come parallelo al mio. Avevo la sensazione che ci fosse una porta temporale e che avrei potuto aprirla e incontrarli. Quando mi immergo nella scrittura spesso perdo la cognizione spazio-temporale.

  

D. Il thriller coinvolge molti personaggi, tutti ben delineati psicologicamente, sia tramite le azioni che compiono che attraverso i dialoghi che intavolano. Nel tracciarli si è ispirata a persone reali o sono nati dalla sua fantasia?

 

R. Sì, per alcuni di essi ho preso spunto da persone realmente esistenti. Alcuni possiedono dei lati del mio carattere, ma non dirò quali. In realtà il più vicino a una persona reale è il personaggio di Fronimo, disegnato sul modello di un caro amico che mi ha aiutato durante la stesura del romanzo.

  

D. Il complesso di Sant’Eustorgio, da Lei perfettamente descritto nell’architettura ma soprattutto nell’ambientazione, tra luci e ombre, cappelle e refettorio, cripte e laboratori, celle e passaggi segreti, è a suo modo anch’esso protagonista del romanzo.

Quanto conta per Lei la suggestione trasmissibile dal luogo al lettore nella definizione degli eventi?

 

R. Grazie per questa domanda. Per me la suggestione dei luoghi è alla base dei miei romanzi. Io arrivo a percepire l’atmosfera nella quale si muovevano nel medioevo le persone, gli odori e i suoni, i passi sulla terra e nei vicoli la notte. Sento l’aria che respiravano, è un vero calarmi nella realtà vissuta alla fine del 1400. Non so come spiegare, ma sento le energie delle persone che abitavano quei luoghi, che sprigionavano e lasciavano al loro passaggio. E, come ho già detto, è un vero viaggio nel tempo.

  

D. Fronimo Verri, vicario inquisitore, incaricato di fare luce sul delitto avvenuto in convento e che dà inizio alla vicenda, è la figura che, per la complessità della sua personalità, resta viva nella mente del lettore anche dopo avere ultimato la lettura del romanzo.

Ce ne vuole parlare?

 

R. Devo confessare una mia debolezza nei confronti di quest’uomo, inquisitore, investigatore nato da una lettura che feci al tempo dell’università: un dialogo tra due inquisitori scritto da Pico della Mirandola. Fronimo vuol dire “Il saggio” ma il mio protagonista di saggio ha ben poco. Nonostante possieda un profondo spirito di giustizia, è schiavo delle sue passioni che a stento domina, grazie anche a un carattere duro e irruente, a volte spietato. È pronto all’azione come al sospetto, sembra quasi un militare più che un uomo di Dio, e la sua determinazione lo fa finire spesso nei guai sia materiali che sentimentali. Lo amo anche per questo. È un essere umano, che pecca e che vive le sue emozioni. Fallace e reale.

  

D. Le figure femminili del romanzo, donne vittime di un’epoca che le penalizza e discrimina, riescono comunque a far emergere la propria dignità e intelligenza.

Cos’è che anima la loro forza?

 

R. Non concordo molto sul termine “vittima”. Le mie eroine, Fiammetta e Isobel hanno scelto la loro strada scientemente, sono fiere, intelligenti e volitive, non subiscono il loro destino, ne sono anzi artefici. La forza che hanno è dettata dalle loro convinzioni, perché amano ciò che fanno e vivono appieno la vita. All’epoca chiunque poteva cadere in disgrazia e finire negli ingranaggi farraginosi della giustizia ecclesiastica e temporale, bastava poco, che si fosse uomo o donna.

 

D. Roma è teatro d’incontro fortuito tra mons. Fronimo Verri e Isobel di Candia, antica fiamma mai sopitasi nel cuore dell’inquisitore. La sfera dei sentimenti umani, invariabili nelle relazioni umane in ogni epoca e luogo in cui li si collochi, conferiscono a questo romanzo storico l’universalità in cui far immedesimare il lettore nelle vicende dei protagonisti.

Pensa che potrebbe esserci un seguito alle vicende sentimentali dei personaggi in un futuro sequel del romanzo?

 

R. Me lo auguro davvero, anche perché più persone mi hanno già scritto che, finito il romanzo, si sono sentiti orfani, e anche a me mancano molto. Se la mia penna lo vorrà, torneranno a trovarmi e scriveremo il seguito de “I Peccati di Sant’Eustorgio”.

  

D. Questa non è la Sua prima opera narrativa ambientata nei secoli passati. Ci vuole parlare della Sua precedente produzione letteraria?

 

R. Volentieri. Prima de “I Peccati di Sant’Eustorgio” ho pubblicato due romanzi, ambientati anch’essi nel periodo a cavallo tra la fine del medioevo e l’inizio del Rinascimento. Sempre legati al rapporto tra paganesimo e cristianesimo. Si tratta di due processi per stregoneria decretati ai danni di alcune donne che vivevano in un paese sulla riva dell’Adda. Come spesso accadeva in questi casi, le donne erano semplici herbane o mammane, cioè dedite alla cura e allo studio delle malattie attraverso l’uso delle erbe, mentre le mammane erano le odierne levatrici. A causa della loro attività rischiavano in prima persona. Infatti non era difficile che per un raccolto andato male o un bambino nato morto, ne facessero le spese e venissero denunciate dagli stessi vicini. I fatti narrati dai miei romanzi accadono in piena riforma protestante, tra il 1519 e il 1520, un periodo difficile per la supremazia della Chiesa di Roma attaccata dalla sferza di Lutero. I verbali dei processi erano registrati e conservati presso la curia di Cremona. Dico “erano” perché qualcuno pensò bene di farli sparire. Ed io, dopo un’accurata ricerca e aiutata anche da un pizzico di intuito e fortuna, ho scoperto l’identità dell’autore del furto e lo denuncio nel secondo romanzo, “Martha l’Adultera”. Il primo romanzo, “Storia di una strega, Vanina la Zoppa” narra dell’incontro casuale tra la protagonista e il Signore dalla città che, nonostante il suo potere, nulla potrà quando Vanina cadrà nelle maglie del Sant’Uffizio e della ferocissima caccia alle streghe.

  

D. Cosa L’affascina del passato al punto da preferire gli evi storici al presente per la narrazione creativa?

 

R. Del passato mi affascina tutto, soprattutto questo periodo che tratto, forse avrei anche voluto viverci. O forse non accetto del tutto la modernità, sono una donna nata troppo tardi. So bene delle infinite difficoltà che c’erano, ma sono proprio “stregata” dalla sapienza antica delle herbane, il paganesimo dei villaggi, la sovrapposizione delle antiche tradizioni culturali a quelle odierne e anche il mistero che spesso le avvolge. Ci sguazzo. Quando scrivo mi immagino i paesaggi che c’erano all’epoca, i fiumi e le foreste incontaminate, l’aria cristallina e le stagioni che avevano inalterati i cicli naturali. Sì, avrei voluto esserci e godermi tutto ciò. Lo sa che appena fuori dalla Porta Ticinese l’estensione dei boschi arrivava fino a Roma e oltre senza interruzione? Che l’unica via percorribile era la Via Francigena che arrivava fino a Gerusalemme? Quest’anno ho avuto la fortuna di vederne un tratto rimasto intatto, nel basso Lazio. Di tutto ciò, ahinoi, oggi non abbiamo più che resti rarefatti. Trovo il medioevo un periodo di una prosperità culturale incredibile e invito tutti a leggere dei liberi pensatori di quei secoli per farsi un’idea personale di quella che è stata una ricchezza forse scomoda e, quindi, cancellata o relegata agli studi accademici e di non facilissima reperibilità.

Se me lo concede, concludo dicendo che il mio piccolo contributo culturale è focalizzato su un periodo che di buio aveva solo la mancanza di luce nelle strade… e forse nemmeno quella.

  

Grazie per essersi prestata a questa intervista!